domingo, 27 de febrero de 2011

El discurso de Shakira



Está claro que Shakira gana puntos en este discurso, con una oratoria que ya quisieran muchos políticos. Otra cosa es el contenido, pues repite lo evidente: que los pueblos deprimidos saldrían del subdesarrollo si todos sus habitantes tuvieran acceso a la educación.

Aprecio también otro punto débil. En un mundo relativista conviene precisar lo que se dice, no vaya a ser que un pueblo entienda por educación lo contrario a lo que entienden sus gobernantes. A los países comunistas me remito, tan reeducados ellos, y también a la España de la LOGSE y la LOE. Ante esas pintorescas reformas, la mayoría de los españoles ya ha expresado al Gobierno -por activa y por pasiva, antes y después de los Informes PISA- su inequívoca valoración: “Si usted quiere llamar educación a esta calamidad, nosotros preferimos llamar calamidad a esta educación”.

jueves, 17 de febrero de 2011

Ciudadano Chesterton


El pensamiento dominante en Occidente es un batido de ideas que nacieron hace más de un siglo. Entre las más significativas: la interpretación económica del hombre y de la Historia, el agnosticismo, el positivismo, el evolucionismo radical, el relativismo moral, la sexualidad freudiana y el divorcio feliz.

Por fortuna, esa ortodoxia ideológica siempre se ha tenido que medir con una oposición inteligente, integrada por disidentes tan lúcidos como Steiner, Frankl, Jünger, Lewis, Frossard, Dawson, Guitton, Eliot, Shumacher, Pieper, Messori, Marías o Spaemann. Chesterton es también uno de ellos, pero tiene el honor de haber iniciado y liderado esa disidencia, de haber sido el más aguerrido de todos, y también el más divertido y deslumbrante.

En Ciudadano Chesterton selecciono los que me parecen sus mejores argumentos, entresacados de sus célebres ensayos y artículos. Así evito la exuberancia fatigosa de su estilo y procuro un texto con cuatro líneas argumentales que dan título a otros tantos capítulos: Mi vida, Mi visión del hombre, Mi filosofía, Mi religión. De esta forma deseo poner este genial argumentario al alcance del gran público. Espero haberlo conseguido.

domingo, 13 de febrero de 2011

14 de febrero


Vivimos sometidos al paso del tiempo. De sus altibajos y vaivenes no se libra el amor, y menos el tipo de amor que hoy celebramos: el enamoramiento. Lo experimentamos como una especie de inundación sentimental o inflamación del cuore, pero solo podemos desarrollarlo cuando lo convertimos en proyecto voluntario, sujeto a compromiso, esfuerzo y sacrificio.

Si el enamoramiento es sentimental, la fórmula del amor ya no lo es: no dice “yo te quiero porque eres así, mientras seas así”, pues todo el mundo sabe que si un amor termina cuando desaparecen ciertas cualidades (belleza, juventud, éxitos), quiere decir que no existió nunca. El amor suele nacer al ver en una persona las mencionadas cualidades, pero luego se afianza en el centro de la persona que las posee, y permanece como un acto de voluntad cuando esos irresistibles adornos han desparecido. “Me gustas” y “te quiero” significan, en realidad, cosas muy diferentes.

Todo esto lo expresan de forma extraordinaria Pijama para dos (Alfonso Basallo) y estas escenas de UP.

jueves, 10 de febrero de 2011

Humanismo II


Este curso universitario de antropología y ética destila sabiduría de siglos, a lo largo de 200 páginas amenas e impagables. Nos habla del conocimiento propio y la forja del carácter; del arte de educar y el arte de gobernar; de las virtudes de la convivencia; de la centralidad de la familia y la dimensión religiosa.

Son -ahora más que nunca- asuntos esenciales para la comprensión del hombre en el mundo, temas que expertos como Rojas o Marina han desarrollado en muchas y muy buenas páginas, y que Juan Luis Lorda –sin duda- aborda con mayor solvencia. No creo que me equivoque si pronostico que muchos padres y profesores convertirán este ensayo en uno de sus libros de cabecera, y lo recomendarán vivamente a sus hijos y alumnos.

sábado, 5 de febrero de 2011

Manuel Chaves Nogales


Sevilla, 1897 - Londres, 1944. Un periodista inmenso. A sangre y fuego reúne 9 relatos que muestran otros tantos aspectos de la Guerra Civil española: un friso tan inverosímil y absurdo como lo fue la misma contienda. Me han parecido excelentes, pero más me han impactado estas palabras del prólogo:

Cuando estalló la guerra civil, me quedé en mi puesto cumpliendo mi deber profesional. Un consejo obrero, formado por delegados de los talleres, desposeyó al propietario de la empresa periodística en que yo trabajaba y se atribuyó sus funciones. Yo, que no había sido en mi vida revolucionario, ni tengo ninguna simpatía por la dictadura del proletariado, me encontré en pleno régimen soviético. Me puse entonces al servicio de los obreros como antes lo había estado a las órdenes del capitalista. Hice constar mi falta de conviccion revolucionaria y mi protesta contra todas las dictaduras, incluso la del proletariado, y me comprometí únicamente a defender la causa del pueblo contra el fascismo y los militares sublevados. Me convertí en el "camarada director", y puedo decir que durante los meses de guerra que estuve en Madrid, al frente de un periódico gubernamental que llegó a alcanzar la máxima tirada de la prensa republicana, nadie me molestó por mi falta de espíritu revolucionario, ni por mi condición de "pequeñoburgués liberal", de la que no renegué jamás.

Me fui cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido y ya no había nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba. ¡Cuidado! En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes. Y tanto o más miedo tenía a la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de la Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas.

Me expatrié cuando me convencí de que nada que no fuese ayudar a la guerra misma podía hacerse ya en España.

Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos. Para un español quizá sea éste un lujo excesivo.