Humberto Pérez-Tomé entrevista al autor de 'Orígenes'.
¿Qué van a encontrar los lectores del libro?
Deseo que encuentren una exposición actualizada y amena de tres cuestiones
esenciales: el milagro del Universo, de los seres vivos y del hombre. Son tres
realidades asombrosas y apabullantes. Basta con pensar que los seres humanos
poblamos un punto minúsculo de un Universo que no podemos conocer ni imaginar,
pues la luz tarda 100.000 millones de años en atravesar su diámetro.
¿Qué sabemos y qué no sabemos sobre esos grandes orígenes?
La astronomía, la biología y la genética progresan constantemente y nos dejan
boquiabiertos. Han producido enciclopedias voluminosas, innumerables revistas
especializadas y de divulgación, excelentes documentales... Sin embargo, los
orígenes pertenecen a un pasado remotísimo, imposible de recuperar, sobre el que
solo caben hipótesis, no evidencias ni demostraciones. Por eso conviene
distinguir lo que sabemos, lo que ignoramos y lo que suponemos.
¿Cómo aplicar ese criterio a Darwin?
Darwin fue un magnífico naturalista, pero vivió en el siglo XIX y pensó que los
mecanismos de la evolución eran la adaptación al medio, las mutaciones al azar y
la selección natural. Si hubiera vivido en el siglo XX y conocido el ADN, habría
concedido escasa relevancia a esos factores y habría apostado por el programa
genético, principal protagonista de las modificaciones en los seres vivos.
¿Qué nos puede decir sobre el origen del hombre?
En el caso de la especie humana, más importante que su origen cronológico me
parece el análisis de los componentes que originan una especie tan especial. Se
trata de aspectos psicológicos innegables, tan reales como inmateriales, entre
los que se encuentran la inteligencia y la libertad, la autoconciencia y la
conciencia moral, la causalidad mental y los sentimientos.
¿Cree que en estos temas es suficiente el enfoque científico?
Como hemos visto en el caso del hombre, la realidad es material e inmaterial al
mismo tiempo, es física y metafísica. Por tanto, para estudiarla de forma
completa conviene compaginar ciencia y filosofía. Un enfoque solo científico me
parece tan limitado como caminar con un solo pie.
¿Qué lugar ocupa Dios en los tres grandes orígenes?
Casi todos los filósofos importantes, igual que los padres de la ciencia
(Copérnico, Galileo, Kepler, Newton), han visto a Dios como causa primera y
principal de la realidad. Sin embargo, a partir del siglo XVIII las ideologías
proponen una explicación materialista y atea, muy aceptada en la actualidad. Esa
confrontación de posiciones la planteo a lo largo de todo el libro, con los
argumentos y autores más relevantes.
¿Y quién gana?
Con toda su sabiduría filosófica y científica, Kant nos dice que Dios es el ser
más difícil de conocer, y también el más inevitable. Totalmente de acuerdo. Pero
ese carácter inevitable implica algo inesperado: y es que a ningún ateo le salen
las cuentas.