Ahora que el alcalde de Madrid anda un poco zumbadillo y felicita la Navidad con frases de Ortega, vuelvo sobre aquellos versos del Thomas Hardy anciano, cuando recuerda que en su niñez, la Gran Noche se hablaba de los bueyes del pueblo y se decía: “Ahora estarán de rodillas”.
Todavía, si alguien dijese en Nochebuena:
“vamos a ver a los bueyes de rodillas
dentro de la cabaña solitaria
de aquel valle lejano que solíamos visitar en la infancia”,
con él iría por la oscuridad
esperando encontrármelos así.
¿Qué se puede añadir a estas palabras bellísimas? Que queda muy hortera sustituir el sonoro nombre de Ortega por el Glorioso nombre de Jesús, ese Recién Nacido a quien no puede contener el Universo entero. Y eso lo saben hasta los bueyes, aunque lo ignore Gallardón.