sábado, 28 de marzo de 2015

La Pasión de Langlois


 
Ediciones Rialp acaba de reeditar el Libro de la Pasión, de Ibáñez-Langlois. La poesía de este sacerdote chileno es excelente, y la elegancia de la nueva edición hace justicia a un texto con vocación de clásico, donde el largo versículo tiende a ser narrativo, retrata a los personajes, sirve a los diálogos y monólogos, reproduce cartas, edictos, informes secretos…
 
Ceñido a la narración evangélica, Ibáñez-Langlois recrea los últimos días terrenos de Jesucristo con un derroche de imaginación, musicalidad, ironía y sentimiento. Poesía inteligente para entender y saborear los hechos más determinantes de la historia humana.
 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Edith en el Airbus












A las 11 Marta me pregunta por qué: por qué tiene cáncer su tía, por qué tiene que morirse. A las 12 me entero del lamentable accidente en el que han perdido la vida 150 personas que viajaban en un Airbus estrellado en los Alpes franceses. Por asociación de ideas me acuerdo de un detalle de la vida de Edith Stein que me impresionó. En 1914, siendo atea, estudiaba Filosofía en Gotinga cuando estalló la Gran Guerra. Su amigo Adolf Reinach, también ateo, recién casado, fue llamado a filas. Y en las trincheras, en medio de aquel infierno iluminado por la condescendencia del sol, la búsqueda de sentido le lleva a la fe cristiana.

Mientras Edith sirve como enfermera con la Cruz Roja, conoce la noticia de que Reinach ha muerto. Sin demora, toma un tren a Friburgo para asistir al funeral y consolar a su amiga Ana. Pero allí, la entereza de la joven viuda, su confianza serena en que su marido está gozando de la paz y la luz de Dios, hablan a Edith del poder de Cristo sobre la muerte. Hubiera sido comprensible la rebelión de Ana ante la desgracia que destruía su vida, y Edith hubiera considerado normal encontrarla abatida o crispada. Pero se encontró con algo totalmente inesperado: una paz que sólo podía tener un origen muy superior a todo lo humano.

“Allí encontré por primera vez la Cruz y el poder divino que comunica a los que la llevan. Fue mi primer vislumbre de la Iglesia, nacida de la Pasión redentora de Cristo, de su victoria sobre la mordedura de la muerte. En esos momentos mi incredulidad se derrumbó, y el judaísmo palideció ante la aurora de Cristo: Cristo en el misterio de la Cruz”.
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sábado, 21 de marzo de 2015

Las carreras de Miguel


Me dice que no podrá asistir un día a clase, pues debe cubrir como periodista los test de Fórmula 1 en Jerez. De todas las razones que me han dado durante décadas para justificar una falta, es sin duda la más increíble. Pero a los cuatro días te lo encuentras en esta foto con el excampeón del mundo Niki Lauda, en la contra del Diario de Navarra, donde es entrevistado por un Carlos Lipúzcoa que no sale de su asombro y empieza con este párrafo:

“Con solo 18 años, ya se ha codeado con la élite del periodismo deportivo en los entrenamientos de la Fórmula 1 que se celebraron en febrero en el circuito de Jerez, donde acudió acreditado por la web Laf1.es y tuvo la oportunidad de asistir a las ruedas de prensa de Raikkonen, Vettel, Button o Adrian Newey. Miguel Carricas Laspalas (Pamplona, 1996), estudiante de un grado en Economics, Leadership and Governance en la Universidad de Navarra, aspira a hacerse un hueco en el competitivo mundo de la información especializada del motor, dedicación que pretende compatibilizar con su sueño de convertirse en diplomático. “Son dos ocupaciones muy distintas, pero ambas me apasionan. Estoy seguro de poder lograrlo a base de dedicación”, afirma con sorprendente determinación”.
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domingo, 15 de marzo de 2015

Pérez y Einstein


Si lees las entrevistas a Pérez-Reverte puedes constatar que se le acabó el discurso hace muchos años: el mundo se divide en buenos (él y cuatro más) y malos (los curas). De ahí no le sacas. Pero esa especie de fijación masónica da titulares y vende, que es lo que importa.

Rectificar es de sabios, y Einstein lo era. En la revista Time escribió el 23 de diciembre de 1940: "Cuando llegó la revolución [nazi] a Alemania, miré con esperanza a las Universidades, pues siempre se habían sentido orgullosas de defender la verdad. Pero las Universidades fueron acalladas. Entonces miré a los grandes editores de periódicos, que proclamaban su amor a la libertad en ardientes editoriales. Pero también ellos fueron reducidos al silencio, ahogados a la vuelta de pocas semanas. Solo la Iglesia permaneció de pie y firme para hacer frente a las campañas de Hitler para suprimir la verdad. Antes no había sentido ningún interés por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque solo ella ha tenido la valentía y obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral. Debo confesar que lo que antes despreciaba, ahora lo alabo incondicionalmente".
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viernes, 6 de marzo de 2015

Dejar de leer



Viñeta de Puebla en ABC, 1-feb-2015
Paco Sánchez, en La Voz de Galicia, 31 ene. 2015, con el título REALIZADOR escribe esta columna:

Pensamos cada vez con menos palabras y con más imágenes, porque miramos mucho más que leemos. En parte, porque nos resulta menos trabajoso. Un buen libro exige mucha atención y de mayor calidad que la que demanda, por ejemplo, una buena serie de televisión. Algo sabido y muy comentado ya. El problema radica en las consecuencias de leer poco o nada, que es el caso de un porcentaje elevadísimo de los españoles, según la última encuesta del CIS. Si la imagen sustituye a la palabra, terminamos pensando sin conceptos. Es decir, terminamos no pensando. Nuestros prejuicios, por otra parte imprescindibles, se ahorman a partir de lo que hemos visto o hemos creído ver. Puede que nuestra idea de lo bueno o de lo malo, de lo bello o de lo justo sea una imagen que quizá hemos visto en una serie o en varias películas. O en la escuela, cada día más audiovisual, como alertaba hace años Giovanni Sartori.

Cuando la imagen sustituye al concepto, nuestra libertad de pensamiento y nuestras decisiones posteriores quedan en manos del realizador y del guionista. Por eso a veces no sabemos por qué pensamos una cosa o por qué decidimos hacer tal otra. Los prejuicios se tornan feroces e indestructibles, porque no hay modo de revisarlos, nos faltan herramientas intelectuales. Y en caso de que choquen con la realidad, peor para ella. Crece entonces la vulgaridad: el mundo se puebla de supuestos excéntricos clonados en masa, copiados de la imagen en boga. Catalogamos sumariamente ideas y personas en progres y carcas, como lamentaba anteayer Adela Cortina, y arruinamos cualquier posibilidad de diálogo.
Dejar de leer y dejarnos manipular es casi lo mismo. Sobre todo, si nunca cambiamos de canal.
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