viernes, 6 de marzo de 2015
Dejar de leer
Viñeta de Puebla en ABC, 1-feb-2015
Paco Sánchez, en La Voz de Galicia, 31 ene. 2015, con el título REALIZADOR escribe esta columna:
Pensamos cada vez con menos palabras y con más imágenes, porque miramos mucho más que leemos. En parte, porque nos resulta menos trabajoso. Un buen libro exige mucha atención y de mayor calidad que la que demanda, por ejemplo, una buena serie de televisión. Algo sabido y muy comentado ya. El problema radica en las consecuencias de leer poco o nada, que es el caso de un porcentaje elevadísimo de los españoles, según la última encuesta del CIS. Si la imagen sustituye a la palabra, terminamos pensando sin conceptos. Es decir, terminamos no pensando. Nuestros prejuicios, por otra parte imprescindibles, se ahorman a partir de lo que hemos visto o hemos creído ver. Puede que nuestra idea de lo bueno o de lo malo, de lo bello o de lo justo sea una imagen que quizá hemos visto en una serie o en varias películas. O en la escuela, cada día más audiovisual, como alertaba hace años Giovanni Sartori.
Cuando la imagen sustituye al concepto, nuestra libertad de pensamiento y nuestras decisiones posteriores quedan en manos del realizador y del guionista. Por eso a veces no sabemos por qué pensamos una cosa o por qué decidimos hacer tal otra. Los prejuicios se tornan feroces e indestructibles, porque no hay modo de revisarlos, nos faltan herramientas intelectuales. Y en caso de que choquen con la realidad, peor para ella. Crece entonces la vulgaridad: el mundo se puebla de supuestos excéntricos clonados en masa, copiados de la imagen en boga. Catalogamos sumariamente ideas y personas en progres y carcas, como lamentaba anteayer Adela Cortina, y arruinamos cualquier posibilidad de diálogo.
Dejar de leer y dejarnos manipular es casi lo mismo. Sobre todo, si nunca cambiamos de canal.
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