miércoles, 19 de agosto de 2015
Cambiar el mundo
Leo en el magnífico blog de Rainer Uphoff:
Después de Iqbal Masih, el chico pakistaní que pagó con su vida su lucha contra la esclavitud infantil, ahora conocemos la lucha de Malala Yousafzai. ¿Por qué cuesta tanto recordar en los países enriquecidos que la adolescencia no es lugar para el infantilismo, sino para la lucha?
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