Está claro que Shakira gana puntos en este discurso, con una oratoria que ya quisieran muchos políticos. Otra cosa es el contenido, pues repite lo evidente: que los pueblos deprimidos saldrían del subdesarrollo si todos sus habitantes tuvieran acceso a la educación.
Aprecio también otro punto débil. En un mundo relativista conviene precisar lo que se dice, no vaya a ser que un pueblo entienda por educación lo contrario a lo que entienden sus gobernantes. A los países comunistas me remito, tan reeducados ellos, y también a la España de la LOGSE y la LOE. Ante esas pintorescas reformas, la mayoría de los españoles ya ha expresado al Gobierno -por activa y por pasiva, antes y después de los Informes PISA- su inequívoca valoración: “Si usted quiere llamar educación a esta calamidad, nosotros preferimos llamar calamidad a esta educación”.