domingo, 19 de junio de 2011

Una lección magistral



Santiago Miralles Huete es un diplomático español que vive en La Haya. En Velázquez y Rubens imagina una larga conversación entre ambos genios de la pintura, una tarde de marzo de 1629, en El Escorial. La sencilla e inteligente puesta en escena -curiosa mezcla de novela, ensayo y teatro- nos permite conocer la forma de pintar y de pensar de los protagonistas.

Asistimos, en primer lugar, a una lección magistral de pintura, con el contraste entre la mitología barroca del flamenco y la esencial humanidad del español. Un debate entre dos dos formas diferentes de entender la pintura y la vida, al que son convocados, por méritos propios, Caravaggio y Rafael, el Greco y Tiziano.

Con la lección de pintura se entrevera otra de historia. Rubens, diplomático al servicio de los Países Bajos y de Felipe IV, está llevando delicadas conversaciones con París y Londres, en un momento crucial de la España de Lope y Calderón, Quevedo y Olivares.

Al final, en un apéndice de doce páginas que me han parecido especialmente inspiradas, Santiago Miralles traza las semblanzas de sus dos protagonistas, en las coordenadas precisas del momento histórico. Y quien quiera profundizar en nuestro pintor, que no se pierda el Velázquez de Ortega y Gasset.