Paseo por Santiago el día de la Virgen del Carmen. Pienso que no hay adjetivos que hagan justicia a la Plaza de la Quintana, ni ángulo para la cámara. Ya me dirás, si no, cómo colocas en la misma foto, la torre Berenguela, la Casa de la Parra, el ábside de la Catedral, la escalinata que duplica el espacio, y el Monasterio de San Pelayo. Lo mires como lo mires, no hay manera.
¿Y como explicas su belleza? Aquí hay que ver para creer, no queda otra. Porque es imposible imaginar la gracia de un muro que es puro granito y geometría, de una torre más elegante que la Giralda, del capricho barroco donde se abre la Puerta Santa. Para colmo, si entras en el mosteiro citado, en una columna a la izquierda del retablo encontrarás una Virgen sonriente, con el Niño en brazos, como quizá no haya otra en España.