He sobrevolado los Andes y aterrizado en la capital de Chile. Para hablar de las claves de la educación en las trece sedes del Duoc, una institución educativa con 80 titulaciones técnicas y profesionales, que roza la excelencia y pronto tendrá cien mil alumnos. Algo digno de verse.
He visto cóndores en las alturas nevadas de Farellones. He leído a Parra y a Gabriela Mistral. He conversado con Ibánez-Langlois, maestro desde mis años universitarios. En dos semanas he recorrido, con Sergio Salas, más de dos mil kilómetros, repartidos entre Santiago, Concepción, Valparaíso y Viña del Mar. Horas de viaje siempre ameno, charlando sobre Chile y España, Neruda y Chesterton...
Ahora, de nuevo en casa, recuerdo las hojas amarillas que van cayendo en el otoño de un país luminoso y cordial, donde no existe el paro. Y felicito a Sergio y Andrea, a punto de recibir a Juan Diego, su tercer hijo.
