Un 14 de agosto de 1941, este sacerdote polaco fue
asesinado en Auschwitz. Era el superior del mayor convento franciscano del
mundo (700 frailes), y su vida apasionante merecía una biografía como la que le
dedica André Frossard, sencillamente insuperable. El título, “No olvidéis el
amor”, son la últimas palabras de Kolbe, al salir por la puerta de su convento,
detenido por los nazis.