martes, 14 de noviembre de 2017

Sócrates en noviembre



En este mes de los difuntos uno se acuerda de Sócrates, claro. Por Platón y Jenofonte, sus más aventajados discípulos, conocemos la defensa del maestro en el célebre juicio que le condenó a beber la cicuta. Ediciones Rialp ha tenido el acierto de reunir ambas joyas en un volumen bien anotado, pequeño y elegante.

Las dos Apologías tienen en común el planteamiento brillante y ameno de cuestiones tan fundamentales como el respeto a la conciencia, la obediencia a las leyes, la práctica de la virtud y la reflexión sobre la muerte. Asuntos de máxima relevancia en cualquier época, porque tocan la esencia de la condición humana. Si la Apología de Platón es breve, la escrita por Jenofonte son apenas veinte páginas que se saborean serenamente en menos de una hora. Nadie podrá decir que no tiene tiempo para esta lectura, y dudo que deje indiferente a algún lector. Como botón de muestra, las últimas palabras de Sócrates a sus jueces: “Bien, ha llegado la hora de marcharnos. Yo para morir, vosotros para vivir. Entre vosotros y yo, ¿quién sale ganando? Esto nadie lo sabe, solo Dios”.