sábado, 30 de abril de 2011

La muerte de Peces-Barba


Vivo dos conmociones en Barcelona, de muy diverso signo: el contundente 0-2 de Messi al Madrid y el último panfleto de Peces-Barba, explicando que con la Iglesia no vale el juego limpio, pues solo entiende el palo. Messi es el mejor futbolista del mundo. Don Gregorio fue un catedrático sutil y brillante, a quien la ideología y la decrepitud de la edad han llevado a esta postración en la simpleza irresponsable. Siento su muerte intelectual y gris, que ni siquiera se adorna con la épica que brilla en una pintada ácrata de Sants: “El fuego de las barricadas iluminará la oscuridad de vuestras vidas”.

sábado, 23 de abril de 2011

Dos maestros del blog



Baltanás y García-Máiquez se llaman Ernrique, son poetas andaluces, crean aforismos y neologismos, son profesores, publican ensayos, me parecen maestros en el arte de la columna de prensa y mantienen, sobrados de talento, sus respectivos blogs: Al margen de los días y Rayos y truenos.

Eso de entrada. Luego viene la Colección Álogos y nos regala una esmerada selección de entradas especialmente relevantes. Y aquí encontramos de nuevo a nuestros Enriques, con Las olas muertas y De ida y vuelta. Y en ésas andamos estos días, a vueltas con las olas y la elegancia de dos maestros en el arte de torear ideas.

A todo esto, un álogo es un comentario a una entrada de blog. El término apareció por primera vez en el cuaderno La vida al filo de la espada, en la entrada publicada el 19 de marzo de 2009. Su definición fue expresada en el post del 3 de abril del mimso año, donde también nació el término blogaduría.

jueves, 21 de abril de 2011

Rut y Noemí


Cuando Noemí queda viuda y no desea ser una carga para Rut, escucha estas palabras de su nuera:

-Donde tú vayas iré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí mismo recibiré sepultura. Que el Señor me castigue si no es la muerte lo que me separa de ti.

Historia hermosísima, como tantas del Libro Sagrado. Incomparable, sin embargo, con los hechos acaecidos hace dos mil años, que conmemoramos entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección.

sábado, 16 de abril de 2011

Cunqueiro Cumple Cien



En mi adolescencia viguesa él dirigía El Faro. Pero en mi clase –aunque no había sido laminada por la LOGSE- nadie sabía que se trataba de un escritor polifacético y genial, por encima del Nobel. Luego fuimos descubriendo sus novelas, su enorme cultura humanista, su ironía inteligente, su amor a Galicia. Y esa imaginación sin límites que inventa el realismo mágico antes y mejor que el Boom, como podría mostrar un solo párrafo de Merlín.

Nació en la villa de Mondoñedo, como Xosemaría Eiros, y en ella fue enterrado en 1981. Quiso que en su tumba figurase como epitafio, y en gallego, Eiqui xaz alguén que, coa súa obra, fixo que Galicia durase mil primaveras máis. Y también: Loubado seña Deus, que me permitiu facerme home neste grande reino que chamamos Galicia.

Si quieres verle y escucharle, se conserva esta sustanciosa entrevista de Cunqueiro en TVE

jueves, 7 de abril de 2011

Urga y 12



La pértiga con lazo que usan los mongoles para conducir sus rebaños a caballo se llama “urga”. De ese aparejo toma el nombre la hermosa película que nos cuenta la vida de una familia de pastores -padres, niños y abuela- en la estepa de Mongolia, un vasto territorio entre Rusia y China. La plácida rutina diaria, en medio de una naturaleza grandiosa, se ve alterada por la irrupción de lo que a menudo llamamos progreso, y genera una tensión narrada con tanto lirismo como sutileza.

“Urga” pudo conquistar el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, y ganó el León de Oro en la Mostra de Venecia, en 1992. Su guionista y director, Nikita Mikhalkov, pertenece a una familia de distinguidos artistas rusos, estudió interpretación en el Teatro del Arte de Moscú, y dirección en la Escuela estatal de Cinematografía, dirigida por Andrei Tarkovsky. Le conocí y me impactó hace dos años, cuando vi “12”, esa película en la que 12 rusos, miembros de un jurado, deben decidir si un joven checheno de 18 años es culpable del homicidio de su padrastro.


Al igual que en "Doce hombres sin piedad" (12 angry men, Lumet), la acción no va más allá de las deliberaciones del jurado. Pero en el guión de Mikhalkov todas las palabras acaban hablando con sinceridad de la vida y el alma de los presentes, de sus heridas mal cicatrizadas y de una Rusia postrada por las secuelas de casi un siglo de comunismo: odios étnicos, corrupción institucional, desigualdades sociales, desestructuración familiar. Al final nos queda la impresión de haber recibido una profunda y polifónica lección de humanidad, narrada con singular maestría por un director que lleva en su batuta la interpretación sobresaliente de 12 solistas.

Este tipo de cine nos ayuda, sin duda, a comprender la complejidad de la condición humana. Y eso, para los tiempos que corren, ya es mucho. Nos hace ver que la vida presenta, por lo menos, mil caras. ¿Y qué hace, frente a ellas, toda obra de arte? Selecciona una y la recrea con belleza. Se concentra en un punto, lo enfoca y lo convierte en muy interesante, revelador, emocionante. Sí, toda obra de arte –una gran pintura, un buen cuento, una película inolvidable- reproduce un pequeño aspecto de la inabarcable realidad y lo presenta con tal fuerza que nos conmueve y enriquece. Precisamente los griegos, tan lejos del arte por el arte, justificaron la representación por la emoción, la mímesis por la catarsis.