Baltanás y García-Máiquez se llaman Ernrique, son poetas andaluces, crean aforismos y neologismos, son profesores, publican ensayos, me parecen maestros en el arte de la columna de prensa y mantienen, sobrados de talento, sus respectivos blogs: Al margen de los días y Rayos y truenos.
Eso de entrada. Luego viene la Colección Álogos y nos regala una esmerada selección de entradas especialmente relevantes. Y aquí encontramos de nuevo a nuestros Enriques, con Las olas muertas y De ida y vuelta. Y en ésas andamos estos días, a vueltas con las olas y la elegancia de dos maestros en el arte de torear ideas.
Eso de entrada. Luego viene la Colección Álogos y nos regala una esmerada selección de entradas especialmente relevantes. Y aquí encontramos de nuevo a nuestros Enriques, con Las olas muertas y De ida y vuelta. Y en ésas andamos estos días, a vueltas con las olas y la elegancia de dos maestros en el arte de torear ideas.
A todo esto, un álogo es un comentario a una entrada de blog. El término apareció por primera vez en el cuaderno La vida al filo de la espada, en la entrada publicada el 19 de marzo de 2009. Su definición fue expresada en el post del 3 de abril del mimso año, donde también nació el término blogaduría.