lunes, 1 de junio de 2015
De Kennedy a Rajoy
Su nula sensibilidad para todo lo que no sea economía ha precipitado en caída libre al Presidente y a su Partido.
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Váyase, señor Rajoy. Llévese su inoperancia y sus complejos. Líbrenos de sus corruptos. Y escuche las palabras de Robert Kennedy, candidato a la presidencia de Estados Unidos, pocas semanas antes de ser asesinado:
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«Nuestro PIB tiene en cuenta, en sus cálculos, la contaminación atmosférica, la publicidad del tabaco y las ambulancias que van a recoger a los heridos de nuestras autopistas. Registra los costes de los sistemas de seguridad que instalamos para proteger nuestros hogares, así como las cárceles en las que encerramos a los que logran irrumpir en ellos. Conlleva la destrucción de nuestros bosques de secuoyas y su sustitución por urbanizaciones caóticas y descontroladas. Incluye la producción de napalm, armas nucleares y vehículos blindados que utiliza nuestra policía antidisturbios para reprimir los estallidos de descontento urbano. Recoge los programas de televisión que enseñan la violencia con el fin de vender juguetes a los niños. En cambio, el PIB no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra, el PIB lo mide todo, excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida».
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