Todos los partidos políticos son marrulleros, pero el PSOE es otra cosa. Un poco de memoria histórica te enseña que lo suyo es el cambalache. Luego está la evidencia de estos años, donde se hace patente que se trata de una ideología residual, aunque muy capaz de triturar la sociedad más floreciente. Y digo esto casi como un elogio, porque Hamlet, que no se cortaba un pelo, hubiera asegurado que en el socialismo español algo huele intensamente a podrido desde hace un siglo.