La revista MERCURIO dedica su número de abril 2011 al arte de escribir canciones. Al acierto en la elección del tema añade las primeras consideraciones del editorialista:
"La poesía y la música componen una de las más fructíferas y antiguas colaboraciones artísticas", pues "comparten elementos comunes como la intensidad, el ritmo, la armonía… que se funden para transmitir emociones y experiencias, de modo que las canciones, en sus más diversos estilos (rock, pop, folk, melódica…) siempre han formado parte de la biografía sentimental de cada generación. Tanto si se trata de una composición en verso para ser cantada como de una pieza musical sobre un texto poético, la corta duración es una de sus principales características que las convierte en piezas inolvidables (...). De la importancia de una buena letra, sujeta a una estructura y a una rima; de la sonoridad íntima de las palabras; del distinto sello de la voz, de la perfecta y hasta misteriosa unión de esos elementos depende en gran parte su éxito".
De las firmas invitadas me quedo con estas luminosas palabras de Muñoz Molina: "Qué misterio, las canciones. Cuánta poesía y cuánta música y cuánta experiencia y cuánta fiebre y cuánto dolor
y cuánta belleza en dos o tres o cuatro minutos, cuántas historias dichas para siempre, en unas pocas palabras, en tantos idiomas".
Por las páginas de MERCURIO desfilan docenas de cantautores y poetas cantados, de Dylan a Reixa. Como suele ocurrir, son todos los que están, mas no están todos los que son: canta mucho la ausencia de Diego Domingo.
y cuánta belleza en dos o tres o cuatro minutos, cuántas historias dichas para siempre, en unas pocas palabras, en tantos idiomas".
Por las páginas de MERCURIO desfilan docenas de cantautores y poetas cantados, de Dylan a Reixa. Como suele ocurrir, son todos los que están, mas no están todos los que son: canta mucho la ausencia de Diego Domingo.