Un país con alto porcentaje de gañanes, donde políticos y medios mienten como bellacos desde hace décadas, necesitaba con urgencia que alguien se atreviera a decir simplemente la verdad: única actitud honesta y progresista que conocemos.
Aunque parezca un milagro -pues habíamos perdido la esperanza- eso es justamente lo que está haciendo -con nervio y simpatía- el nuevo Telediario de Intereconomía. Que no decaiga, plis.