jueves, 22 de julio de 2010

4 versos de Rilke


Oh sonrisa, primera sonrisa, sonrisa nuestra.

¡Qué único fue aquello! Respirar el aroma
de los tilos, escuchar el silencio del parque...
y de pronto mirarse, y sonreír de asombro.



A primera vista, sentimentalismo puro. En realidad, fenomenología pura. Rilke no es Bécquer. De paso, esta escena tan hermosa y sutil, imposible sin el perfume de los tilos, es mucho más explícita que todos los descoyuntamientos amorosos de la tele y el cine.

viernes, 16 de julio de 2010

Magistrados desnudos

Creo que es la primera vez que repito tema en dos entradas seguidas, y lo hago porque no quiero ser cómplice con mi silencio.



Cualquier niño español -como el infante del cuento de Andersen- señalaría la desnudez de los magistrados del Tribunal Constitucional que han rechazado la suspensión tutelar de la Ley del Aborto.

Porque cualquier niño -igual que cualquier adulto en su sano juicio- entiende que el derecho a la vida es el primero y fundamental, como proclama nuestra Constitución.

Por eso, el TC ha vuelto a mostrar toda su impúdica desnudez. Aunque, en este caso, reconozco que la metáfora es mala, insuficiente. Porque pisotear el enorme bien que está en juego es una aberración jurídica y moral. Sí, una aberración.


miércoles, 14 de julio de 2010

El gol legislativo

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He leído que en el gol de Iniesta contra Holanda están incluidos todos los valores del fútbol y del deporte. El talento, el esfuerzo, la técnica, la preparación. Y la humildad, la nobleza, la entrega, la sana ambición.

Después he leído a Enrique García Máiquez, a propósito del triste gol legislativo que el Gobierno de España ha metido a todos los españoles, mientras estábamos dulcemente acaparados por “La Roja” y ensordecidos por las vuvuzelas. Son dos párrafos para pensar y repensar:


"Sería maravilloso que en España hubiese la mitad o un cuarto de pasión a favor y en contra del aborto de la que gastamos por el fútbol. Veríamos debates encendidos, foros desaforados, discusiones en los bares, en internet, en la calle, en los comentarios de las noticias de prensa, horas de análisis, y se abrirían en todos los periódicos suplementos especiales que contrastarían las opiniones de unos expertos y de otros. Eso significaría que estamos vivos. Que nos tomamos en serio nuestras leyes y sus efectos.


"Con una opinión pública que vigilase a sus políticos como vigila al entrenador de la selección otro gallo nos cantaría. Si cada español estudiase con la misma aplicación que dedica a las posibilidades tácticas del fútbol las implicaciones morales y jurídicas y las consecuencias psicológicas y sociales del aborto no habríamos llegado hasta aquí".

miércoles, 7 de julio de 2010

Multa por orgullo

Zapatero acaba de hacer un enorme favor a su peor enemigo. Lo mejor que le podía pasar a Intereconomía es recibir una inusitada y severísima sanción de 100.000 euros por ejercer la libertad de expresión.

La multa viene a confirmar que estamos ante uno de los poquísimos medios que se atreven a decir la verdad sobre esta calamidad de Gobierno. La excusa de Zapatero es realmente surrealista, como todo en él: no soporta un spot publicitario en el que se compara el día del orgullo gay con los 364 días de orgullo del resto del mundo. Pinchen y vean.

sábado, 3 de julio de 2010

La evolución es un hecho












Felizmente para los burgaleses, desde este verano de 2010 el hecho biológico de la evolución se desdobla en otro hecho de cristal y cultura: el Museo de la Evolución Humana. Además de incrementar el turismo cultural, tan ligado al Camino de Santiago, el nuevo MEH va a despertar nuestro apetito por una de las cuestiones intelectualmente más complejas y atractivas. Porque la evolución humana y, en general, la evolución de las formas de vida, siguen siendo -si se me permite la expresión peliculera- un misterio dentro de un enigma, envuelto en un acertijo. Es cierto que, para simplificarlo, a nuestros escolares y a la opinión pública se les dice que la vida evoluciona por selección natural de mutaciones al azar. Pero ese utillaje conceptual del siglo XIX apenas sirve para explicar lo que sabemos en el siglo XXI.


Hoy sabemos que, en un ser vivo, igual que en cualquier máquina donde las partes están estrechamente interrelacionadas y dependen unas de otras, un origen al azar es sencillamente imposible. ¿Qué zoólogo no se ha sentido sobrecogido ante el prodigioso montaje -autorreproductor y capaz de repararse- que caracteriza a cualquier organismo vivo? Ninguna de nuestras máquinas es autorreproductora, y esa capacidad nos resulta de una complejidad inalcanzable. Por ello, en lugar de aceptar ingenuamente el azar, la Biología debería mirar hacia la Química y la Física, para las que solo hay leyes de precisión extrema. Con la unión de los primeros átomos aparecieron las primeras leyes, y sin esas leyes no habría universo ni ciencia. Lo evidente, por tanto, es que los átomos no se combinan al azar, como afirmó Demócrito. ¿Alguien puede pensar que el oxígeno y el hidrógeno se unen para formar agua por casualidad? No hay nada tan preciso y tan ciudadosamente delimitado como los encaces químicos.


Respecto a la selección natural, se trata de un concepto tan genial como escurridizo, que no se deja formular en forma de ley. Además, no es científico en la medida en que implica una tautología o círculo vicioso. Sobreviven los mejor adaptados, dice. ¿Y quiénes son los mejor adaptados? Los que sobreviven. Es el argumento de Molière en El médico a palos: el opio “hace dormir quia est in eo virtus dormitiva”. La selección natural, dogma central del darwinismo, criba las mutaciones fortuitas y se convierte en agente todopoderoso que empuja el progreso evolutivo. Pero también el concepto de “progreso evolutivo” es difícil de medir o cuantificar, y además resulta sospechoso de antropomorfismo. Más razonable parece hablar de “complejidad creciente”. En cualquier caso, ni el supuesto progreso ni la complejidad son universales, pues no afectan a la mayoría de los seres vivos: las bacterias. Ellas y las algas azules se han mantenido invariables durante cientos de millones de años.


Como dice Gould, uno de los evolucionistas más lúcidos, “tendríamos que terminar con los cuentos, que no son más que cuentos". Eso y mucho más esperamos del MEH. Y yo también os espero en Burgos.