viernes, 25 de diciembre de 2015

2 minutos y 14 segundos


Se le declaró la guerra nada más nacer. Y tuvo que huir a Egipto. Un nuevo país, una nueva cultura, una lengua desconocida. La historia se repite, ¿verdad? Si tienes 2 minutos y 14 segundos, te sorprenderá lo que vas a ver, pero tienes que llegar al último segundo.



viernes, 18 de diciembre de 2015

Mejor educados (I)


 
 
Mejor educados es uno de esos libros cuya lectura necesita mucho lápiz. Apenas hay página donde no tengas que subrayar una idea, un dato, un consejo atinado, una expresión feliz. Y es que el autor te va interesando y convenciendo párrafo a párrafo a base de sentido común, conocimiento de causa y buen humor.

La educación española no está precisamente en sus mejores momentos, pero Gregorio Luri, desde su amplia experiencia como padre y profesor, sabe que un pesimista podrá ser un buen domador, pero no un buen maestro. Por eso sus planteamientos son siempre positivos. Desde el realismo, lejos de cierta ingenuidad buenista, pone el dedo en la llaga, pero ofrece soluciones que permiten educar con esperanza.

En esta primera entrega resumo con concisión telegráfica ideas para educar en casa. Ahí van:

Tres condiciones para triunfar como padres: amor, tranquilidad y sensatez. Los Simpson pueden tener muchos defectos, pero se saben muy afortunados por ser una familia. ¿Que la familia es represiva? ¡Para eso está! Precisamente porque tiene cosas muy valiosas que preservar. Aunque hay que reconocer que, en algunos padres, la actitud de prevenir cualquier peligro se parece mucho a la paranoia.

En las familias se ha producido una monumental transformación: la madre ha salido de casa, pero el padre aún no ha entrado. Pocas reglas y muy claras, para no tener que estar continuamente discutiéndolas. Pero poner normas claras exige tener convicciones claras. No te extrañes si tus hijos salen un poco a su aire, porque también son hijos de su tiempo y de su libertad. A unos padres pacifistas, alternativos y ecologistas les puede salir un hijo legionario.

Nuestras obras son nuestro mejor autorretrato. Es muy fácil defender las razones de nuestro hijo frente a su maestro, pero no es muy inteligente. En cuestiones educativas, los aficionados suelen ser los padres. Leer con los hijos y comentar lo leído lleva consigo un sorprendente crecimiento intelectual, equivalente a ir un curso por delante del que corresponde. Hay dos lecciones de economía fundamental que todo niño debería aprender en casa con el ejemplo de sus padres: están resumidas en el cuento de la lechera y en la fábula de la cigarra y la hormiga.

Los niños no necesitan que sus padres sean sus iguales, sino sus padres. El infierno se parecerá mucho, sin duda, a una familia con varios hijos adolescentes. Precisamente cuando los hijos se ponen hiperbólicos, los padres necesitan más tranquilidad. Una familia no es un grupo de personas reunidas en torno a un televisor. Si ustedes quieren ser unos padres progres, no olviden el último consejo de Che Guevara a sus hijos: “Estudien mucho”.
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martes, 15 de diciembre de 2015

Política educativa

 
Los centros escolares estatales en España, salvo excepciones, dejan mucho que desear. Todo el mundo lo sabe. También se sabe que es en los centros libres donde se encuentra la enseñanza de calidad, salvo excepciones.
 
Pero miras los programas de los partidos políticos y en casi todos aparece el propósito de estrangular esos centros de alto rendimiento. Una prueba más, por si alguno no se había enterado, de la incompetencia e irresponsabilidad de nuestra casta política.
 
 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Miseria del voto útil

 
A nadie en su sano juicio se le ocurre defender la violencia de género como un derecho del maltratador, y menos del asesino. Sin embargo, muchos de los que claman contra esa violencia injustificada –entre los que se cuentan casi todos nuestros líderes políticos- defienden el derecho de la madre a liquidar al hijo que lleva en su vientre. ¿No es esto una macabra perversión de la lógica? Francisco J. Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla, analiza ésa y otras incoherencias en el artículo que reproduzco:
 
Miseria del voto útil
 
Según una encuesta de 2014, un 50.2% de los españoles se oponían a la ley de aborto libre aprobada por Zapatero en 2010, prefiriendo el retorno a una ley de supuestos; entre ellos, muchos querrían la introducción de mecanismos que garanticen que la ley de supuestos no se convierta de nuevo en el coladero que fue entre 1985 y 2010. Pero ese 50% de españoles va a votar el próximo 20-D, bien al PP, que ha incumplido clamorosamente su promesa de derogar la ley abortista del PSOE, bien a Ciudadanos, que defiende abiertamente el aborto libre en las primeras 14 semanas, junto a otras lindezas como el cambio de sexo para los menores, la legalización de la marihuana y de la prostitución o la regulación de los ‘vientres de alquiler’.
 
Las encuestas acreditan que un 40% de españoles estiman que el sistema autonómico ha llegado demasiado lejos con sus 17 taifas despilfarradoras, y se muestran partidarios, bien de su eliminación, bien de la devolución al Estado de competencias como la educación o la sanidad. Pero volverán a votar al PP, un partido que rechaza frontalmente el cuestionamiento del modelo autonómico y que no cumplió su promesa de garantizar el derecho a la educación en castellano en Galicia, Valencia y Baleares. O a Ciudadanos, que habla de “clarificar el sistema autonómico elaborando un listado de competencias exclusivas del Estado y competencias de las CCAA”. Pero ese listado ya existe: artículos 148 y 149 de la Constitución. Ciudadanos elude un posicionamiento nítido sobre la cuestión de si debe reducirse el poder autonómico.
 
Cientos de miles se manifestaron en tiempos de Zapatero contra el matrimonio gay, el divorcio exprés, la sectaria Ley de Memoria Histórica, la negociación con la ETA, la Educación para la Ciudadanía, la legislación miscelánea que, so capa de “promover la igualdad”, adoctrina a niños y adultos en la ideología de género. Sin embargo, la gran mayoría de aquellos manifestantes van a volver a votar al PP, el partido que no ha derogado una sola de esas leyes de ingeniería social, y que ha asumido el acuerdo de Zapatero con la ETA, manteniendo a Bildu en las instituciones. El partido que, con mayoría absoluta, no ha aprobado una sola medida significativa de apoyo a la familia o a la natalidad. Votarán por el gobierno cuyo Ministerio de Sanidad ha publicado el documento Abrazar la diversidad, donde se nos explica que “frente a los argumentos que sostienen que lo natural es la heterosexualidad, los hechos muestran que lo natural es la diversidad sexual”, que “todos hemos sido socializados en la homofobia y la transfobia”, y se aconseja a los profesores: “invita a personas abiertamente gays, lesbianas o transexuales a tus clases o al claustro para acompañar un proyecto educativo”. Y los que estén ya hartos del PP, votarán a Ciudadanos, el partido del cambio de sexo a menores.
 
Finalmente, aunque España sea el país más socialista de Europa, al menos un 20% de personas estiman que la salida de nuestro estancamiento económico está en la dirección de la rebaja fiscal, el aligeramiento del peso del Estado, la reducción de trabas burocráticas a la libre empresa y la flexibilización del mercado laboral. Sin embargo, van a votar al PP, el partido que prefirió subir brutalmente los impuestos antes que reducir gasto público; el partido bajo cuya gobernación España ha retrocedido cuatro puestos en el ranking mundial Doing Business de libertad económica y facilidades para la inversión. O bien a Ciudadanos, que se proclama socialdemócrata y propone unos complementos salariales que distorsionarán el mercado de trabajo y dispararán el gasto público.
 
Y el caso es que existe un partido pro-vida, pro-familia y pro-natalidad; un partido que defiende sin ambages el adelgazamiento del Estado (especialmente, mediante la reducción del poder autonómico) y la liberalización económica. Es Vox. Pero los millones de españoles pro-vida, pro-familia, anti-autonomistas y/o pro-mercado no lo van a votar, según las encuestas. La explicación no es el masoquismo masivo, sino el ‘voto útil’. Está estrechamente relacionada con la obsesión por “no tirar el voto”, que se traduce en apoyo a los partidos que parecen tener posibilidades claras de representación parlamentaria.
 
El voto útil es una falacia lógica. Las consideraciones de utilidad tendrían sentido en un electorado muy reducido, en el que mi voto podría decantar la mayoría en una u otra dirección. Pero mi voto es una gota de agua en el océano. Mi influencia en el resultado electoral es infinitesimal: tan próxima a cero que, con criterios puramente pragmáticos, no se justificaría ni el pequeño esfuerzo de desplazarse a las urnas.
 
Lo racional desde un utilitarismo descarnado sería la abstención. Por tanto, no votamos por razones de utilidad, sino por razones morales: para mostrar nuestro compromiso con ciertas ideas, para expresarnos ideológicamente. Pero, si esto es así, lo racional es votar lo más coherente con nuestras convicciones. El ‘voto útil’ es una contradicción en los términos: todo voto es inútil. La ‘utilidad’ de un voto entre 25 millones es insignificante.
 
Pero el voto útil es también una enfermedad moral. “No querer tirar el voto” es una excusa para la claudicación ideológica, para la dimisión en la siempre incómoda defensa de posturas contra corriente. Es patético el entusiasmo de los españoles por acudir en auxilio del vencedor; los atisbos de subida de Ciudadanos en las encuestas se convirtieron rápidamente en profecía autocumplida: todos quieren sumarse al partido que se dice que sube. Y todos evitan apoyar al partido minoritario, escarnecido por las encuestas como friki y marginal. Todo el mundo busca el calor del rebaño, el confort gregario de pertenecer a un grupo grande, de estar con la mayoría.
 
La enfermedad del voto útil aqueja mucho más gravemente a la derecha que a la izquierda. La voto-utilitis nunca ha determinado una concentración total del sufragio en el PSOE: durante décadas, un número suficiente de electores de izquierdas han tenido el coraje y la coherencia necesarios para mantener viva a IU (aunque era más “útil” votar al PSOE). Recientemente, el votante de izquierdas ha demostrado el coraje electoral de apostar por un partido “inútil” como Podemos, y su audacia se ha visto recompensada por su rápida transmutación en un partido “útil”. Y es que el votante de izquierdas cree de verdad en ciertos principios (equivocados, en mi opinión). Cuando considera que el partido mainstream los traiciona, emigra a nuevas opciones.
 
¡Ojalá la derecha tuviera esa gallardía! Lo que delata la voto-utilitis crónica en la derecha es un compromiso muy débil con las convicciones que supuestamente profesa el votante liberal-conservador. El conservador español se avergüenza de serlo: ha interiorizado el relato de la izquierda, que le adjudica el papel de villano histórico, nostálgico de dictaduras, defensor de inconfesables privilegios de clase y de rancios dogmas religiosos.
 
El conservador español sospecha que posiblemente tenga razón la izquierda, y que él después de todo no sea más que un carca insolidario, enemigo de la justicia social y temeroso de la libertad. El conservador español cree que el futuro pertenece a la izquierda, y que a lo más que puede aspirar la derecha es a minimizar los daños y ralentizar el inevitable desplazamiento de la sociedad hacia “el progreso”, hacia la izquierda.
 
Por eso está siempre tan dispuesto a escoger el mal menor. Por eso Vox seguirá en la marginalidad. Por eso el PP vencerá en las próximas elecciones (con el apoyo descarado, por cierto, de los medios de comunicación de la Iglesia). Por eso en las próximas Cortes, por primera vez en la historia democrática, no habrá un solo parlamentario que defienda la vida del no nacido.
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domingo, 29 de noviembre de 2015

Arte, libertad y religión


Hay periódicos que marcan la diferencia. El artículo que reproduzco, Arte, libertad y religión, del 28.XI.2015, es tan solo un botón de muestra de los muchos que acreditan la calidad del Diario de Navarra. Lo firma Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Universidad de Navarra. Hace referencia a un incidente local, pero creo que la reflexión es impecable y de valor general.

En la sociedad de la información y de las redes sociales resulta difícil llamar la atención. El exceso de mensajes y de estímulos invita a la estridencia si uno aspira a destacar. Supongo que este es uno de los factores que explican la trayectoria del artista responsable de la exposición blasfema. Según ha declarado él mismo en alguna entrevista, su madre era una prostituta y drogadicta, quedó embarazada y lo abandonó después de nacer en una clínica de Madrid vinculada a la mendicidad y la prostitución. Adoptado a los siete años, describe su infancia como “una mezcla de maltratos, abusos sexuales y diferentes problemáticas”, que culminarían en un intento de suicidio a los dieciséis. No voy a hacer de psiquiatra, pero está claro que una biografía así explica muchas cosas. En cualquier caso, no lo juzgo como persona. Más bien me daría pena, si no fuera por su habilidad para convertir el escándalo en negocio y autopromoción.
El recurso del arte contemporáneo a la provocación y al insulto tiene más de un siglo de historia. Se entiende que los “creativos” incidan en esa dinámica si les proporciona notoriedad y dinero. “Escandalizar al burgués” se convierte así en un negocio rentable en todas las coyunturas económicas. No voy a entrar en disquisiciones estéticas, y me fijaré más bien en la sociedad que permite o incluso alienta ese tipo de manifestaciones.
Se observa en nuestro país una tendencia a adobar la fiesta y el arte con elementos anticristianos. Con aire cansino asistiremos en  la celebración de fin de año o de los próximos carnavales a la proliferación de varones disfrazados de cura o de monja. Algo similar ocurre en sanfermines. Es lógico que las pancartas de las peñas recojan aspectos de la actualidad con un tono satírico y burlón, y sería mucho pedir que el buen gusto fuera el criterio determinante, pero en una sociedad democrática debería ser posible compaginar la libertad de expresión con el respeto debido a los demás, de modo especial cuando la religión está por medio.
En una sociedad moderna y pluralista, donde cada uno puede vivir y buscar la felicidad a su manera –este era el ideal de Federico de Prusia, rey ilustrado por excelencia--, no habría mucho que objetar a manifestaciones de paganismo. Se habla mucho de nuestra sociedad “poscristiana”, pero sorprende esa fijación por lo cristiano cuando se quiere dar rienda suelta a la imaginación o a la espontaneidad. Va a resultar que ser pagano coherente es mucho más difícil de lo que parece a simple vista.  Ateísmo significa una vida sin Dios, y lo que encontramos aquí es más bien cristofobia, odio a Jesucristo y a todo lo cristiano.
Se podría analizar la raíz psicológica y antropológica de ese rechazo. Hay mucho estudiado sobre la necesidad de la fiesta para la persona y la sociedad, y se conoce la raíz religiosa de toda celebración. En el fondo, los hombres rinden así homenaje al Creador y se alegran y agradecen los dones recibidos, empezando por la propia vida (no deja de ser ridícula la pretensión, que veremos en las semanas próximas, de vivir las fiestas navideñas sin aludir al nacimiento de Cristo). Se entiende que un tipo humano como el moderno, supuestamente emancipado de la tutela religiosa, sienta la necesidad de matar al padre. “No hay Dios porque, de haberlo, yo no soportaría no serlo”, decía Nietzsche con su habitual clarividencia.  Léon Bloy expresaba lo mismo con otras palabras: “¿Por qué la Iglesia es tan odiada? Porque es la conciencia del género humano”.
Muchos de nuestros poscristianos parecen tener una verdadera obsesión con la Iglesia católica. Después de haber ido detrás de los curas con el cirio en la mano sienten ahora el irresistible impulso de hacerlo con el garrote. Dan la impresión de que no pueden vivir lejos del cura. En el fondo, siguen siendo tan clericales como antes, a pesar del cambio de bando.
Nos vendría bien un poco más del paganismo verdaderamente ilustrado, que respeta y deja vivir. La sociedad moderna, amiga del pluralismo, acepta como un avance que cada uno piense y viva como desee. Como a la vez queremos mantener la cohesión social, pues juntos somos más fuertes y prósperos, acudimos a procedimientos como fuentes de legitimación: el mercado en la economía, la democracia en política, el parlamento y los jueces en la justicia. Corresponde al gobierno la misión de velar por su correcto funcionamiento, garantía de paz y libertad. Lamento que tanto el Ayuntamiento de Pamplona como el Parlamento de Navarra  y la Presidenta del Gobierno no hayan estado a la altura en este caso. Han dejado escapar una magnífica oportunidad para mostrar que, efectivamente, gobiernan para todos.
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domingo, 15 de noviembre de 2015

¿Qué pasa en las aulas? (y II)

 
Había prometido terminar la reseña de Educación. Guía para perplejos, libro de Inger Enkvist, profesora sueca que demuestra sabiduría y experiencia al analizar las causas del éxito y del fracaso escolar y educativo. Esta entrada es más larga de lo habitual, pero el libro reseñado lo merece.

La educación de un joven –nos dice- es un proyecto de colaboración entre el propio joven, la familia, la escuela y la sociedad. Si hubo un tiempo donde cada uno sabía qué papel le correspondía, actualmente todo parece confuso: los profesores ya no responden a la imagen que solíamos tener de ellos, pero tampoco los alumnos ni los padres. Ni la sociedad, por supuesto. En medio de esa desorientación, padres y profesores deben utilizar todos los recursos a su alcance: su energía física, su equilibrio psíquico, su madurez, su sentido de responsabilidad y su sentido del humor.

Los padres no deben entender la familia como una democracia, y menos aún niñocéntrica. Al colocar al hijo en el centro corren el peligro de sobredimensionar su importancia y conseguir que piense que se le debe todo. La falta de agradecimiento y el mal comportamiento son su consecuencia natural. Algo peor sucede, como es lógico, cuando los padres no encarnan el modelo que deberían y son más bien antimodelos. Entonces el fracaso educativo está servido. Solo algunos jóvenes muy fuertes logran transformar esa experiencia en la decisión de “no ser como sus padres”, convirtiéndose a veces en los “padres de sus padres”.

La escuela ha sido la casa de la verdad hasta que el relativismo ha puesto por delante los valores de la convivencia, que se reducen a no herir los sentimientos del compañero o alumno, aunque se porte mal. Pero es perverso permitir la indisciplina, así como hablar de inclusión cuando se trata de alumnos que destruyen la escuela. Resulta contradictorio parlotear sobre la convivencia y no exigir las condiciones que la hacen posible. Porque el buen comportamiento de alumnos y profesores es condición necesaria del aprendizaje, y no se ha encontrado otra manera de educar. Quizá sea difícil de conseguir en algunos centros, pero conviene saber que cualquier escuela problemática deja de serlo en cuanto se propone cumplir normas básicas de puntualidad, vestimenta decorosa y obligación de hacer las tareas. Sin ese empeño, tendríamos que reconocer que somos injustos con los alumnos que quieren aprender y pierden el tiempo por el boicot de otros alumnos, en una especie de “escuela al revés” que hace exacto el célebre título la conjura de los necios.

También resula contradictorio que el Estado haya introducido la escolarización obligatoria y no el aprendizaje obligatorio. Es contradictorio insertar a un alumno por su edad y no por sus conocimientos, porque ese criterio manifiesta un desprecio por la educación en el seno del mundo educativo.

El informe McKinsey 2007 dice que el factor clave para el éxito educativo es la inteligencia y preparación del profesor, no la inversión en edificios y materiales. Para nuestra autora, el profesor no debe ser autoritario ni carismático, sino profesional, con una preparación que requiere ocio para leer y viajar, tiempo para las librerías, las bibliotecas, los museos, los conciertos, el teatro, el arte…

En el buen profesor se da un constante aprendizaje teórico y práctico, que produce pequeñas mejoras continuas, no cambios drásticos. La nueva pedagogía, por el contrario, tiende al pedagogismo: una fiebre innovadora que produce cambios incesantes e innecesarios. Así hemos llegado a un infantilismo educativo que “en vez de preparar al niño y al joven para las exigencias de la vida adulta, se le invita a estar siempre jugando, satisfecho de sí mismo”.

La innovación educativa no es siempre mejor que la tradición, pero la prensa ama la novedad. Un Ministerio de Educación que se concentra durante años en un buen proyecto, no genera noticias, mientras la crítica de cualquier político a ese proyecto puede aparecer en titulares. Así, el público oye constantemente que lo que propone el Gobierno está mal, y eso resulta deprimente y negativo.

Si la dirección de un colegio habla más de métodos que de contenidos, hay que tener cuidado. Los métodos son importantes, pero solo como apoyo casi invisible al contenido y al pensamiento. Un buen método de lectura es, sin duda, importante, pero el mejor de los métodos no enseñará a leer en menos de 200 horas, y nadie se convertirá en un buen lector si no invierte 5.000 horas.

Los jóvenes necesitan ser educados en la belleza, la verdad y la bondad, algo que todo buen maestro sabe transmitir con la materia que enseña. Frente a ese clima enriquecedor, la ideologización y politización de la escuela denota y produce subdesarrollo intelectual en un país. Es curioso que los neomarxistas, tan críticos, no se pregunten por qué nadie pide refugio político en Cuba, Venezuela, Corea del Norte o Zimbawe.
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miércoles, 11 de noviembre de 2015

Desconexión

















El Parlamento catalán ha aprobado la desconexión de España, mientras pide dinero al Estado opresor; mientras los dirigentes nacionalistas y su partido son objeto de investigación penal por megacorrupción; mientras su líder carismático, Jordi Pujol, se hunde en el pozo de la infamia con toda su familia, judicialmente declarada organización criminal. Todo al mismo tiempo, en un esperpento histórico que el presidente Rajoy espera solucionar con palabras y más palabras, sin hacer nada, como de costumbre.
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jueves, 29 de octubre de 2015

¿Qué pasa en las aulas) (I)


 
Damos por sentado que la educación es una tarea tan importante como difícil, y que escuela y familia, padres y profesores, pueden mejorar mucho. Dicho esto, debo añadir que esta guía para perplejos es una mina de información, experiencia y sentido común. Una lectura, por tanto, altamente recomendable a padres y profesores. 

Inger Enkvist, catedrática de Español en Suecia, describe la politización de las reformas educativas en muchos países occidentales; analiza los errores de la llamada nueva pedagogía, nacida con la revolución de mayo del 68; destaca, entre esos errores, el haber confundido la igualdad de derechos con el derecho a no ser evaluado negativamente; explica que esa premisa equivocada lleva a sustituir el aprendizaje por la mera escolarización, suficiente para conseguir su triple ideal: autonomía, tecnología y facilidad. 

El igualitarismo –nadie puede ser mejor ni peor- lleva consigo la devaluación de contenidos, la sustitución de los exámenes difíciles por los trabajos fáciles, y el paso de las calificaciones objetivas a la ambigüedad del “progresa adecuadamente”.

En la raíz de la nueva pedagogía encontramos también a Rousseau. Su romántico buenismo, al poner el énfasis educativo en los sentimientos y la motivación, ha desprestigiado la autoridad del profesor y el esfuerzo de la voluntad. Por eso, cada vez hay más “escuelas en donde no se lleva a cabo ningún tipo de educación, ni intelectual ni moral”. Al buenismo le cuesta digerir el aumento de vandalismo y de acoso escolar, pues en la escuela lúdica y divertida no debería existir la violencia. Pero los hechos demuestran lo contrario: que, si la familia y la escuela no exigen el cumplimiento de ciertas normas, ellas mismas pagan las consecuencias, y después la sociedad entera.

Frente a la facilidad como ideal, toda educación de calidad ofrece programas de estudio exigentes, para que los jóvenes sientan su tarea como un reto que puede ser gratificante. Esa calidad implica fijar umbrales para acceder a los diferentes cursos, pues de lo contrario se forman bolsas de fracaso escolar que tienden a colapsar el sistema y llevan a un fracaso vital más amplio. En la evaluación internacional PISA, los países con mejores resultados son los que centran la educación en el aprendizaje esforzado, no los que prefieren la autonomía del alumno. Es la diferencia, por ejemplo, entre Finlandia y Suecia. En Finlandia no ha entrado la nueva pedagogía, la selección del profesorado es exigente y su retribución económica es alta, igual que su reconocimiento social.

Además, la falta de estudio y de lectura produce ignorancia conformista y esquemas mentales muy limitados. Exigir esfuerzo a los alumnos es mostrarles respeto. “De ninguna manera los adultos, y menos los profesores, deben respetar la cultura de la incultura

Continuará, por supuesto.

jueves, 1 de octubre de 2015

ATLÁNTIDA



















Acaba de salir a la superficie ATLÁNTIDA, el nuevo álbum del madrileño Miguel Dantart, preparado durante más de 2 años con Miguel Ángel Collado.

Si Malick abría con el Big Bang El árbol de la vida, Dantart monta poéticamente su primer single sobre aquella explosión. En esta entrevista el gran poeta y cantautor explica el trasfondo del disco.
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jueves, 24 de septiembre de 2015

Club literario


Es lo que tienen los grandes Colegios Mayores, sean oxonienses o navarrensis. Terminas de cenar y puedes relajarte y coronar la jornada, charlando en la sala Donju sobre la magia de Cunqueiro, la fuerza de Neruda o la genialidad de Chesterton. Muy lejos de la vulgaridad política o televisiva, la vida real también nos sorprende con estas formas de amistad y convivencia culta.
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domingo, 20 de septiembre de 2015

Elecciones




“En una campaña electoral, una robusta mujer de Somerset, con mirada algo amenazadora y casi malévola, no me dejó pasar del umbral de su casa porque su marido todavía era conservador. Me contó que había estado casada dos veces, y que sus maridos conservadores se habían vuelto liberales después de casarse con ella y antes de morir. Luego movió el pulgar por encima del hombro, señalando al invisible conservador que estaba dentro, y dijo: Lo tendré listo para las elecciones”.

Lo cuenta Chesterton en su sabrosa Autobiografía, publicada por Acantilado. En la imagen, la insuperable biografía de Pearce, Encuentro.
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miércoles, 9 de septiembre de 2015

Es que soy adolescente



 Si es verdad que la adolescencia se alarga entre nosotros hasta los treinta y los cuarenta, me temo que este libro es la radiografía de media España, y creo que harán muy bien en leerlo hijos y padres, alumnos y profesores.

En cualquier caso, Pilar y Carlos Goñi observan por dentro y por fuera lo que es un adolescente. O sea: lo que piensa, lo que siente, lo que quiere, lo que dice y lo que hace. Para ello toman casi cuarenta expresiones típicas entre adolescentes, y muestran en qué medida son verdaderas y en qué medida son equivocadas, exageradas, subjetivas, perjudiciales, negativas. Por ejemplo: No sirvo para nada; estoy de bajón; no sé qué hacer con mi vida; este mundo apesta; el futuro me da miedo; no sé qué me pasa; solo quiero rollo; hago lo que me apetece; déjame vivir en paz; quiero irme de casa; no se puede hablar con mis padres; quiero ser famosa; hay que probarlo todo...

Leemos en una de sus páginas que "a un adolescente no hay que vencerlo sino convencerlo. No queramos hacerle capitular, porque no lo va a hacer. Podemos asediarlo a castigos, pero nunca tomaremos la plaza, pues no se trata de eso, sino de educarlo. Hagamos que abra las puertas y nos deje entrar. Entonces podremos dar criterios y orientaciones, que serán percibidos como propios y no como impuestos por el invasor".

Un libro sereno y dialogante, que Sócrates recomendaría entre la bibliografía de la asignatura siempre pendiente del conocimiento propio. Un libro admirablemente escrito, a la altura de Savater o Marina, que revela en los autores el poso de incontables lecturas y, sobre todo, la experiencia como padres de dos hijos y como profesores de innumerables alumnos.
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martes, 1 de septiembre de 2015

sábado, 22 de agosto de 2015

Aviso de Bertolt Brecht









No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural,
nada debe parecer imposible de cambiar.
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miércoles, 19 de agosto de 2015

Cambiar el mundo




Leo en el magnífico blog de Rainer Uphoff:

Después de Iqbal Masih, el chico pakistaní que pagó con su vida su lucha contra la esclavitud infantil, ahora conocemos la lucha de Malala Yousafzai. ¿Por qué cuesta tanto recordar en los países enriquecidos que la adolescencia no es lugar para el infantilismo, sino para la lucha?
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sábado, 1 de agosto de 2015

JUP' 2015











No es fácil reunir varios días a personalidades tan relevantes como Phillipe Nemo, Higinio Marín, Rafael Alvira, Inocencio Arias, Sherif Girgis y Jack Valero. Las Jornadas Universitarias de los Pirineos, en la última semana de julio, han vuelto a ser una fiesta para tantos forofos del debate, la política, la música, el cine, la literatura, la historia, la filosofía, la gastronomía, la piscina… Tampoco es fácil reunir a más de 150 estudiantes y profesores de 20 universidades. Todo un lujo, con el telón de fondo de la amistad.
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lunes, 27 de julio de 2015

Holandays


Más que un país con bosques Holanda es un bosque con país, un verde interminable salpicado de casas, pueblos, granjas, molinos, campanarios… Y surcado por canales como venas por donde circulan sin prisa euros y mercancías. Canales que conservan la belleza pintada por Vermeer o Van Gogh. Quizá esa belleza geométrica, ese mundo de diseño, explique en parte la pintura holandesa, tan paisajista y minuciosa, todo un milagro estético: ahí está la fabulosa Museumplein de Amsterdam, y pinacotecas como el Rijks, el Kröller-Müller y el Maurithuis, donde puedes asomarte a la incomparable vista de Delft o encontrarte con la mirada de la chica de la perla.

El país se mueve plácidamente en bicicleta, supongo que muy lejos del peligro de infarto. Preguntar a un holandés si usa la bici es como preguntarle si se pone calzado o pantalones para salir de casa. Además de pedalear, le encanta el orden y la precisión, como salta a la vista en la arquitectura, los jardines, las máquinas, los horarios… “Pensamos poco pero calculamos mucho”, me explica Daan. A mí me han parecido tipos tranquilos, deportistas, educados, políglotas y sumamente respetuosos. ¿Es que aquí no hay macarras? “Esos cruzan los Pirineos”, me dice Jan en broma. Creo que lo único que escapa al control del holandés es el aguacero, siempre acechante a la vuelta de la esquina; pero esa lluvia asegurada es una bendición para los campos y convierte en una fiesta la aparición del sol.
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jueves, 18 de junio de 2015

Palabra de Hannah Arendt






Con notable maestría, Teresa Gutiérrez de Cabiedes, periodista y doctora en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra, especialista en Hannah Arendt, nos acerca en este nuevo libro a la gran periodista, filósofa y escritora.

 Si Séneca hubiera vivido entre nosotros, sus Epístolas a Lucilio habrían sido emails. Es lo que hace Teresa cuando responde a su sobrina Sofía y abordan la figura de Hannah Arendt. Gracias a ese intenso intercambio de correos, recogido en el título Palabra de Hannah Arendt, asistimos los lectores al poderoso retrato de una mujer judía que nace en Hannover en 1906; que es alumna aventajada, entre 1924 y 1928, de maestros como Heidegger, Guardini, Husserl o Jaspers; que colabora después con la resistencia sionista en Alemania y es conocida como Atenea, la diosa de la guerra, inteligente en la estrategia, protectora de Ulises.

Tras ser detenida y puesta en libertad, Hannah huye a París con su madre. En Francia es Secretaria General de Youth Aliyah, agencia judía para Palestina; se encarga de rescatar niños judíos de Austria y Checoslovaquia; se casa con Heinrich Blücher; es internada en un campo de refugiados. En 1941 se exilia con su marido a Estados Unidos, se establecen en Nueva York y comienza a trabajar como periodista. Después de haber comprobado la inmensa capacidad de manipulación del periodismo nazi, Hannah Arendt sabía que los periodistas crean en gran medida la cultura de una época, porque la gente ve la realidad a través de sus historias.

Publicado por Ediciones Encuentro, Palabra de Hannah Arendt nos brinda algunas claves del oficio periodístico en nuestros días, analiza el periodismo de Arendt y se centra en los reportajes que realizó sobre el juicio al nazi Adolf Eichmann, en Jerusalén. Reportajes que fueron publicados por The New Yorker en 1963. En esos artículos, así como en el libro donde son compilados, Eichmann en Jerusalén, Hannah se atreve a airear una verdad sepultada por el judaísmo oficial: que muchos judíos habían colaborado con sus verdugos en las tareas de reclutamiento para el envío a los campos, y también en la supervisión de trabajos y matanzas en aquellos infiernos. “El papel que desempeñaron los dirigentes judíos en la destrucción de su propio pueblo constituye, sin duda alguna, uno de los capítulos más tenebrosos de la ya tenebrosa historia de los padecimientos de los judíos en Europa”.

El libro fue prohibido en Israel y desencadenó una campaña internacional contra su autora. El hecho de que la periodista fuese una mujer judía con enorme prestigio intelectual y moral, no hizo más que aumentar la afrenta y el escarmiento. Pero la verdad ya no podía ocultarse. En el propio libro, Hannah reconoce que “cientos de miles de bondadosos americanos de clase media habrán aprendido de esos artículos que los líderes judíos de Europa fueron cobardes, ineptos e incluso colaboracionistas; que la comunidad judía ayudó a los nazis a cumplir su objetivo de genocidio racial”.
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lunes, 15 de junio de 2015

El fin de la inocencia



El Comunismo encontró su gran oportunidad histórica cuando Hitler ganó las elecciones en 1933. Stalin levantó entonces la bandera contra el nazismo y el fascismo, casi un deber moral al que debía sumarse todo europeo y americano decente. Eso significó, en paralelo, la simpatía de miles de artistas e intelectuales hacia el comunismo stalinista.
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Si el Comunismo solo hubiera sido antifascista, habría representado una opción noble. En realidad, además de antifascista ya era en Rusia, por aquellos años, “la mayor empresa carcelaria de la humanidad” (Pierre Chaunú), tan totalitario como el nazismo y, por tanto, esencialmente violento, mentiroso e injusto. Pero eso, fuera de Rusia no lo sabía casi nadie.
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La historia de esa gigantesca manipulación la cuenta Stephen Koch, con pelos y señales, en El fin de la inocencia, un libro inolvidable que se lee como la mejor novela de aventuras, y que podría abrir los ojos a muchos españolitos antisistema.
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lunes, 8 de junio de 2015

El refugio secreto




Este libro no es una novela. Es la novelesca historia de la familia Ten Boom en sus dos grandes y muy diferentes etapas. La primera nos seduce por la simpatía y la riqueza de su vida ordinaria durante los años de infancia y juventud de los hijos. “Cuando Betsie se ponía un vestido, algo maravilloso le sucedía a aquella prenda”. La segunda nos conmueve por su heroica resistencia a la ocupación nazi, su entereza en los campos de exterminio y su forma generosa de afrontar la posguerra.
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¿Quiénes forman esta atractiva familia? El padre es el mejor relojero de Haarlem, rodeado de amigos que buscan su amena conversación y su prudente consejo. La madre tiene siempre, en lo más crudo del invierno, un café humeante y un pastel en el horno para los pobres y enfermos. Los cuatro hijos –un niño y tres niñas- van a la escuela. Con ellos también están dos tías viudas, un gato y varios huérfanos, pues “cada vez que papá tenía noticia de un niño que necesitaba un hogar, un nuevo rostro aparecía en la mesa”. Viven todos en los tres pisos de una casa estrecha y encajonada. En la planta baja están la tienda y el taller, y ahí encontramos, para completar la foto de familia, a una contable, a un aprendiz y a un experto reparador de relojes.
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Pasan los años y llegan las bodas, los nietos, la muerte de la madre. Un día de enero de 1937 celebran el centenario de la relojería. “Hasta el final de la corta tarde de invierno siguieron llegando personas que se consideraban amigas de papá. Jóvenes y viejos, ricos y pobres, cultos e ignorantes, a papá le parecían todos iguales. Ese era su secreto: no es que pasara por alto las diferencias entre la gente; sencillamente no sabía que dichas diferencias existieran”.
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Cuando Holanda es ocupada por Hitler, Betsie y Corrie –las dos hijas que no se han casado- dedican todas sus energías a la resistencia. Para ello, secundadas por su anciano padre, convierten la casa familiar en refugio de judíos y centro de operaciones clandestinas. Así comienza la otra cara de esta historia, que crece en dramatismo hasta el final. “A mi alrededor se encontraban las mujeres de un tren carcelario que había sido bombardeado. Estaban horriblemente mutiladas y sufrían dolores insoportables”.
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Pienso que lo más sobresaliente de este magnífico libro–bien escrito y bien traducido- es la autenticidad: la de unas personas que manifiestan con sus vidas que el cristianismo, mucho más que un conjunto de ideas y preceptos, es el amoroso y comprometido seguimiento de su Fundador. Entre los recuerdos de su infancia, Corrie –la narradora- habla de la mesa del comedor, donde “mamá me leía a Dickens en voz alta, en las noches de invierno, mientras el carbón silbaba en la chimenea de ladrillo y desprendía un rojo resplandor sobre la frase del azulejo: Jesús es el Vencedor”.
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lunes, 1 de junio de 2015

De Kennedy a Rajoy



Su nula sensibilidad para todo lo que no sea economía ha precipitado en caída libre al Presidente y a su Partido.
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Váyase, señor Rajoy. Llévese su inoperancia y sus complejos. Líbrenos de sus corruptos. Y escuche las palabras de Robert Kennedy, candidato a la presidencia de Estados Unidos, pocas semanas antes de ser asesinado:
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«Nuestro PIB tiene en cuenta, en sus cálculos, la contaminación atmosférica, la publicidad del tabaco y las ambulancias que van a recoger a los heridos de nuestras autopistas. Registra los costes de los sistemas de seguridad que instalamos para proteger nuestros hogares, así como las cárceles en las que encerramos a los que logran irrumpir en ellos. Conlleva la destrucción de nuestros bosques de secuoyas y su sustitución por urbanizaciones caóticas y descontroladas. Incluye la producción de napalm, armas nucleares y vehículos blindados que utiliza nuestra policía antidisturbios para reprimir los estallidos de descontento urbano. Recoge los programas de televisión que enseñan la violencia con el fin de vender juguetes a los niños. En cambio, el PIB no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra, el PIB lo mide todo, excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida».
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sábado, 16 de mayo de 2015

martes, 12 de mayo de 2015

Fin de curso 2015




Quim Cassany, alumno de 1º, escribe sobre nuestro último invitado:
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Javi Pascual es un valiente donostiarra que nos habló ayer en la Facultad de Económicas de la UNAV. Se trata de un hombre con discapacidad locomotriz congénita, que desde su silla de ruedas nos ha contado su experiencia con la enfermedad. En primer lugar, he podido observar a un hombre que ha sabido aceptar su condición sin renunciar a un papel en la sociedad. Esta forma de aceptar su implacable realidad y convertirla en una oportunidad, al margen de lo que otros puedan pensar, denota un claro amor a la vida y también a los demás.
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Otra cosa con la que me he quedado es su espíritu de superación. Javi es uno de los miembros más activos de ASPACE en San Sebastián. Él explica que podría haberse quedado en casa, comiendo y viendo la tele todo el día. Sin embargo, decidió (porque ante todo es una decisión personal) dar lo máximo de sí mismo para cumplir el objetivo de dignificar la vida de la gente con parálisis cerebral. “Eso da sentido a mi vida”, dijo. “Por trabajar en la Fundación me levanto cada mañana a librar una nueva batalla contra las barreras de la enfermedad”. Pero lo que me ha dejado atónito es su empatía y buen humor, que han provocado nuestra risa varias veces. Si todos tuviéramos su mismo espíritu, sin duda estaríamos en un mundo infinitamente mejor.
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Carmen Díaz, del mismo curso, escribía en septiembre:
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Hace tres semanas que aterrice en el aula 05 de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra, y quizá sea una osadía opinar sobre la UNAV con una experiencia tan corta. Mis compañeros de clase, que al principio solo eran caras nuevas, se han ido convirtiendo en mis compañeros de batalla, porque todos y cada uno de ellos son imprescindibles y cuando falta uno, se nota. Procedentes de cada rincón de España, de Latinoamérica, de Australia, de Estados Unidos, formamos una torre de Babel en la que todos buscamos y esperamos lo mismo. Todos hacemos que esta Universidad sea, como dice Alejandro Llano, realmente universal por sus saberes, personas, lugares, ideas y creencias.
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Una de las cosas que verdaderamente me han impactado de la UNAV es el clima de entusiasmo que se respira día a día en el campus; las ganas con las que todos afrontamos los temas para ser excelentes; las sonrisas que contagian al campus entero. No puedo hablar de otras Universidades porque no he vivido experiencias en ellas, pero sí puedo decir que la UNAV se adapta a la perfección a la definición de Universidad y a las expectativas que yo tenía. “Forma superior de convivencia culta”, dijo don Álvaro d’Ors. Yo, como estudiante de Economics, Leadership and Governance en la Universidad de Navarra, tengo la suerte de vivir los cuatro conceptos que componen esta definición, en mí día a día como universitaria.
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miércoles, 6 de mayo de 2015

Pioneros, Willa Cather






“Un día de enero, la pequeña ciudad de Hanover, anclada en una meseta de Nebraska, intentaba que no se la llevara el viento. Las casas, bajas y sin gracia, se amontonaban sobre la pradera gris bajo un cielo gris”.

Así comienza Pioneros, una lograda descripción, a lo largo de 260 páginas, de la vida de los primeros checos y escandinavos en Norteamérica, durante los últimos años del siglo XIX. Willa Cather tenía 40 años cuando publicó esta novela. Había nacido en Virginia y fue enviada a los ocho años a Nebraska, el primero de los grandes asentamientos al norte del Misisipí tras la guerra civil. Allí conoció la vida dura de “la aristocracia de las praderas”, tan diferente a la aristocracia de las ciudades, dibujada por su contemporánea Edith Wharton.

Willa Cather es también, en la literatura norteamericana, contemporánea de Jack London y anterior a la “generación perdida”. En Pioneros aparece todo el claroscuro de la vida, sin que falte la tragedia. Pero el balance es positivo y luminoso, entre otras razones porque los planteamientos de esas familias de colonos son cristianos. La figura central es Alexandra, una joven valiente y sensata que se hace cargo de la familia a la muerte de su padre, y que con tesón e inteligencia convierte su granja en una de las más prósperas del territorio.

Aquel verano, las lluvias habían sido tan abundantes y oportunas que Shabata y su peón a duras penas podían con todo el maíz; el huerto era una selva descuidada, donde habían crecido todo tipo de hierbas, hierbajos y flores (…). Al sur de los albaricoqueros, junto al trigal, estaba la alfalfa de Frank, donde siempre había millares de mariposas blancas y amarillas revoloteando sobre las flores púrpuras. Cuando Emil llegó a la esquina más baja, junto al seto, Marie estaba sentada bajo su morera, con el cubo lleno de cerezas al lado, contemplando la suave e incesante ondulación del trigo.
 
De los muchos aciertos de Willa Cather, me quedo con el equilibrio entre los ingredientes esenciales que componen una novela: retrato de los personajes, interés de la historia y descripción de ambientes.
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miércoles, 29 de abril de 2015

Diego Domingo con J. Llobell

 
Algo suena muy bien cuando entras en casa. Es la música y la voz de Diego Domingo en su último trabajo: Empezar de nuevo. Después de Pase lo que pase y de Colores, el cantautor burgalés nos entrega su tercer disco, producido en Audiolines por Josep Llobell. y asesorado nada menos que por Yeon-Kyung Oh.
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Diego nos explica que en cada una de las 12 canciones trata un tema diferente: una jornada habitual de trabajo, una reflexión política, las dificultades del día a día, la alegría de estar vivo y de esperar un hijo, la educación, la presencia de Dios, la crisis, los desahucios…
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Diego nos sorprende por su calidad humana y por sus letras, en la estela de Serrat y Sabina. “Siempre he intentado decir algo más, aportar mi granito de arena al mundo de la canción de autor”. Y realmente lo consigue, hasta el punto de que la letra puede funcionar con independencia de la música, pues es poesía con quilates. Reconoce que “la música es una carrera a largo plazo cuando no tienes padrino”, pero se sabe afortunado porque su trabajo -profesor de Música en un buen colegio de Barcelona- le permite componer con libertad y sin prisas.
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Metido en campaña, Diego ha presentado Empezar de nuevo en la sala Búho Real (Madrid), y lo hará el 13 de junio en Luz de Gas (Barcelona), a las 21:00 hs.
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martes, 21 de abril de 2015

¡Bravo, Nico!


En enero lanzó la jabalina a más de 73 metros y pulverizó varios récords de España.
Todo empezó cuando su padre –récord navarro júnior de 400 m.- le llevó un día, siendo niño, a una pista de atletismo.
Ahora Nicolás Quijera, 18 años, navarrico, ávido lector, estudia 1º de Economics, Leadership & Governance, va sacando sobresalientes y dedica 3 horas diarias a entrenar, de lunes a sábados. Le veremos en las Olimpíadas.

jueves, 16 de abril de 2015

Tres Consejeros



Este pequeño libro, con diseño de Ángel Fuertes, es un ameno paseo por los textos de tres maestros indiscutibles en el arte de vivir y educar.

Si Confucio y Aristóteles levantaran la cabeza, se quedarían sorprendidos por la vigencia actual de sus ideas, y también por el desconocido con quien comparten portada. Pero al leer a Chesterton descubrirían, detrás de su simpática fachada de gordo feliz, un genio comparable a los mejores, que dice por ejemplo:
 
*     “El secreto de la vida está en la risa y en la humildad”. “El hombre está hecho para dudar de sí mismo, no para dudar de la verdad, y hoy se han invertido los términos”. “El primer deber de un hombre enamorado es comportarse como un idiota”. “Los que hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”.
 
*     ¿Y qué nos dice Confucio? Que “solo hay dos caminos: la benevolencia y el egoísmo”; que “la mejor educación consiste en sacar brillo a la virtud”; que “los gobernantes antiguos que querían mejorar el mundo ponían antes orden en su reino; para poner orden en su reino ponían antes orden en su casa; pero antes de poner orden en su casa se perfeccionaban ellos mismos; y para perfeccionarse a sí mismos rectificaban su corazón”.
 
*     De Aristóteles, principal discípulo de Platón, preceptor de Alejandro Magno, me limito a citar su Ética a Nicómaco, sabiendo que todo lo que se diga de esa obra es poco, pues está entre los pilares esenciales de Europa. La selección incluye textos de todos sus capítulos: la felicidad, la amistad, la responsabilidad moral, la virtud, la justicia, la prudencia, la fortaleza, la valentía, la templanza, la función educativa de las leyes…
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sábado, 28 de marzo de 2015

La Pasión de Langlois


 
Ediciones Rialp acaba de reeditar el Libro de la Pasión, de Ibáñez-Langlois. La poesía de este sacerdote chileno es excelente, y la elegancia de la nueva edición hace justicia a un texto con vocación de clásico, donde el largo versículo tiende a ser narrativo, retrata a los personajes, sirve a los diálogos y monólogos, reproduce cartas, edictos, informes secretos…
 
Ceñido a la narración evangélica, Ibáñez-Langlois recrea los últimos días terrenos de Jesucristo con un derroche de imaginación, musicalidad, ironía y sentimiento. Poesía inteligente para entender y saborear los hechos más determinantes de la historia humana.
 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Edith en el Airbus












A las 11 Marta me pregunta por qué: por qué tiene cáncer su tía, por qué tiene que morirse. A las 12 me entero del lamentable accidente en el que han perdido la vida 150 personas que viajaban en un Airbus estrellado en los Alpes franceses. Por asociación de ideas me acuerdo de un detalle de la vida de Edith Stein que me impresionó. En 1914, siendo atea, estudiaba Filosofía en Gotinga cuando estalló la Gran Guerra. Su amigo Adolf Reinach, también ateo, recién casado, fue llamado a filas. Y en las trincheras, en medio de aquel infierno iluminado por la condescendencia del sol, la búsqueda de sentido le lleva a la fe cristiana.

Mientras Edith sirve como enfermera con la Cruz Roja, conoce la noticia de que Reinach ha muerto. Sin demora, toma un tren a Friburgo para asistir al funeral y consolar a su amiga Ana. Pero allí, la entereza de la joven viuda, su confianza serena en que su marido está gozando de la paz y la luz de Dios, hablan a Edith del poder de Cristo sobre la muerte. Hubiera sido comprensible la rebelión de Ana ante la desgracia que destruía su vida, y Edith hubiera considerado normal encontrarla abatida o crispada. Pero se encontró con algo totalmente inesperado: una paz que sólo podía tener un origen muy superior a todo lo humano.

“Allí encontré por primera vez la Cruz y el poder divino que comunica a los que la llevan. Fue mi primer vislumbre de la Iglesia, nacida de la Pasión redentora de Cristo, de su victoria sobre la mordedura de la muerte. En esos momentos mi incredulidad se derrumbó, y el judaísmo palideció ante la aurora de Cristo: Cristo en el misterio de la Cruz”.
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sábado, 21 de marzo de 2015

Las carreras de Miguel


Me dice que no podrá asistir un día a clase, pues debe cubrir como periodista los test de Fórmula 1 en Jerez. De todas las razones que me han dado durante décadas para justificar una falta, es sin duda la más increíble. Pero a los cuatro días te lo encuentras en esta foto con el excampeón del mundo Niki Lauda, en la contra del Diario de Navarra, donde es entrevistado por un Carlos Lipúzcoa que no sale de su asombro y empieza con este párrafo:

“Con solo 18 años, ya se ha codeado con la élite del periodismo deportivo en los entrenamientos de la Fórmula 1 que se celebraron en febrero en el circuito de Jerez, donde acudió acreditado por la web Laf1.es y tuvo la oportunidad de asistir a las ruedas de prensa de Raikkonen, Vettel, Button o Adrian Newey. Miguel Carricas Laspalas (Pamplona, 1996), estudiante de un grado en Economics, Leadership and Governance en la Universidad de Navarra, aspira a hacerse un hueco en el competitivo mundo de la información especializada del motor, dedicación que pretende compatibilizar con su sueño de convertirse en diplomático. “Son dos ocupaciones muy distintas, pero ambas me apasionan. Estoy seguro de poder lograrlo a base de dedicación”, afirma con sorprendente determinación”.
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domingo, 15 de marzo de 2015

Pérez y Einstein


Si lees las entrevistas a Pérez-Reverte puedes constatar que se le acabó el discurso hace muchos años: el mundo se divide en buenos (él y cuatro más) y malos (los curas). De ahí no le sacas. Pero esa especie de fijación masónica da titulares y vende, que es lo que importa.

Rectificar es de sabios, y Einstein lo era. En la revista Time escribió el 23 de diciembre de 1940: "Cuando llegó la revolución [nazi] a Alemania, miré con esperanza a las Universidades, pues siempre se habían sentido orgullosas de defender la verdad. Pero las Universidades fueron acalladas. Entonces miré a los grandes editores de periódicos, que proclamaban su amor a la libertad en ardientes editoriales. Pero también ellos fueron reducidos al silencio, ahogados a la vuelta de pocas semanas. Solo la Iglesia permaneció de pie y firme para hacer frente a las campañas de Hitler para suprimir la verdad. Antes no había sentido ningún interés por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque solo ella ha tenido la valentía y obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral. Debo confesar que lo que antes despreciaba, ahora lo alabo incondicionalmente".
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viernes, 6 de marzo de 2015

Dejar de leer



Viñeta de Puebla en ABC, 1-feb-2015
Paco Sánchez, en La Voz de Galicia, 31 ene. 2015, con el título REALIZADOR escribe esta columna:

Pensamos cada vez con menos palabras y con más imágenes, porque miramos mucho más que leemos. En parte, porque nos resulta menos trabajoso. Un buen libro exige mucha atención y de mayor calidad que la que demanda, por ejemplo, una buena serie de televisión. Algo sabido y muy comentado ya. El problema radica en las consecuencias de leer poco o nada, que es el caso de un porcentaje elevadísimo de los españoles, según la última encuesta del CIS. Si la imagen sustituye a la palabra, terminamos pensando sin conceptos. Es decir, terminamos no pensando. Nuestros prejuicios, por otra parte imprescindibles, se ahorman a partir de lo que hemos visto o hemos creído ver. Puede que nuestra idea de lo bueno o de lo malo, de lo bello o de lo justo sea una imagen que quizá hemos visto en una serie o en varias películas. O en la escuela, cada día más audiovisual, como alertaba hace años Giovanni Sartori.

Cuando la imagen sustituye al concepto, nuestra libertad de pensamiento y nuestras decisiones posteriores quedan en manos del realizador y del guionista. Por eso a veces no sabemos por qué pensamos una cosa o por qué decidimos hacer tal otra. Los prejuicios se tornan feroces e indestructibles, porque no hay modo de revisarlos, nos faltan herramientas intelectuales. Y en caso de que choquen con la realidad, peor para ella. Crece entonces la vulgaridad: el mundo se puebla de supuestos excéntricos clonados en masa, copiados de la imagen en boga. Catalogamos sumariamente ideas y personas en progres y carcas, como lamentaba anteayer Adela Cortina, y arruinamos cualquier posibilidad de diálogo.
Dejar de leer y dejarnos manipular es casi lo mismo. Sobre todo, si nunca cambiamos de canal.
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