Mamma Mia
es Hollywood en estado puro: una multinacional de producir historias tan deliciosas como tramposas.
El truco es elemental: el sentimiento -siempre que sea intenso- se eleva a la categoría de suma verdad y sumo bien, ocultando lo que sucede en la vida real cuando se toma ese camino. A Raymond Carver me remito.
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El truco es elemental: el sentimiento -siempre que sea intenso- se eleva a la categoría de suma verdad y sumo bien, ocultando lo que sucede en la vida real cuando se toma ese camino. A Raymond Carver me remito.
Pero hay en la película 5 segundos de lucidez, cuando la novia se enfrenta a su madre y le suelta la única verdad que se le escapa al guionista en las dos horas de metraje: “Yo quiero casarme y que mis hijos conozcan a su padre, porque lo que tú has hecho es una mierda”.