viernes, 1 de octubre de 2010

Deliciosa y tramposa


Mamma Mia es Hollywood en estado puro: una multinacional de producir historias tan deliciosas como tramposas.

El truco es elemental: el sentimiento -siempre que sea intenso- se eleva a la categoría de suma verdad y sumo bien, ocultando lo que sucede en la vida real cuando se toma ese camino. A Raymond Carver me remito.

Pero hay en la película 5 segundos de lucidez, cuando la novia se enfrenta a su madre y le suelta la única verdad que se le escapa al guionista en las dos horas de metraje: “Yo quiero casarme y que mis hijos conozcan a su padre, porque lo que tú has hecho es una mierda”.