sábado, 3 de agosto de 2013

La música de Pilar















Pilar estudia Historia del Arte en España. Este verano ha cruzado el Atlántico con varias amigas, y desde allá nos va contando sus impresiones:

Tengo que reconocer que me he enamorado profundamente de Paraguay. Es un país espléndido, con gente abierta y maravillosa. Tan abierta que ni cierran las puertas de sus casas. Se reúnen fuera e invitan a todos a pasar. Y, por supuesto, dejan el coche sin cerrar y con las llaves puestas. Aquí el único peligro es que un toro le dé una corná, me decía un abuelo.

Estamos conviviendo con hermanas del Sagrado Corazón. Nati es paraguaya de pura cepa. Hay cosas que, aunque no quiera, le salen en guaraní. Da gusto pasear con ella, te enseña cada rincón, cada planta, te cuenta las historias de todo el mundo… Sacra es la mayor, ¡y andaluza!, prototipo de persona que da sin esperar nada a cambio nunca. Tiene diez mil actividades, va a casa de cada alumno para avisarle de cualquier cambio, organiza dos coros, da clases particulares en cada barrio... Y yo soy su lazarillo. Voy con ella a todas partes. Tiene 87 años pero está, como ella dice, maravillosamente. Y si está bien, cocina mejor. La tenemos mimada, jugamos con ella al parchís cada noche, le ponemos “Sisí emperatriz”, y alabamos cada uno de sus platos, pero se merece eso y más.

Respecto a mí, estoy, por resumirlo de alguna manera, encantada y agradecida. Los niños son increíbles. Solo saben dar las gracias (y muchos besos). No se quejan de nada. Ni de frío, a pesar de los muchos agujeros de su ropa, ni de hambre, ni de sueño. En la foto sale Elder, un alumno mayor que está encantado con la guitarra.

Muchas gracias por la felicitación del 16, y muchos besos.