viernes, 29 de marzo de 2013

El caso Flew



 
Antony Flew, el filósofo de Oxford con la argumentación atea más sólida del siglo XX, abandonó el ateísmo después de medio siglo, tras estudiar la información codificada en el ADN y la precisión de las leyes físicas que hacen posible el Universo. 

El 9 de diciembre de 2004, la Associated Press titulaba así: “Uno de los líderes mundiales del ateísmo ha pasado a creer en Dios, basándose en la evidencia científica”. El anuncio se convirtió en un acontecimiento mediático internacional. No en vano “Teología y falsificación”, el texto que Flew había leído en 1950, en el Socratic Club de Oxford, presidido por C. S. Lewis, es la publicación filosófica más veces reimpresa del siglo XX. 

Flew, haciendo gala de una honradez intelectual poco común, decidió aceptar la conclusión a la que le llevaban sus estudios de física atómica y biología molecular. Después de 60 años, giraba en redondo y coincidía con sus grandes adversarios, en especial con C. S. Lewis, que con magnífica ironía había escrito: “Todo en el Universo puede ser explicado por un conjunto de leyes, salvo esas leyes y salvo el mismo Universo, lo cual constituye una notable excepción”.

Dios existe, el breve libro donde Flew cuenta su proceso, no tiene desperdicio. Mi agradecimiento a la Editorial Trotta.