jueves, 22 de enero de 2015

La señora Mike


Hacia 1910, una chica que ha vivido sus dieciséis años en Boston se casa con un joven sargento de la Policía Montada, al que destinan al norte del país. Después de un viaje de tres meses, Kathy y Mike llegan en trineo a su nuevo hogar: una cabaña en tierra de tramperos y cazadores, en convivencia pacífica con los indios autóctonos.

A pesar de su tosca traducción, La señora Mike es una novela poderosa y atractiva, trenzada con aventuras sorprendentes, llenas de dramatismo. Si la naturaleza grandiosa –hostil durante largos meses- nos recuerda a Jack London, los personajes no respiran nihilismo y violencia sino nobleza, y resultan tan creíbles que parecen reales, no literarios. En sus vidas sencillas y esforzadas, a miles de millas de la civilización, brilla siempre la dignidad.

Por momentos, los efectos devastadores de un incendio o una epidemia que se ceban en niños y ancianos, nos introducen en el escenario de una tragedia griega, pero el sufrimiento no tiene la última palabra. ¿Qué sabor de boca te deja esta lectura cuando llegas a la última página? Sin duda, la de haber disfrutado con una dura y hermosa historia de amor auténtico, rematada por un magnífico final. 
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