viernes, 2 de octubre de 2009

Pilares muy mal asentados


Toni Cassany, profesor de Literatura,
uno de los mejores paisajistas catalanes,
escribe esta reseña en su blog



Lo he abandonado en la página 401. Adiós, Ken Follet y tus Pilares de la tierra. No valía la pena. Ya me he cansado de tanto tópico medieval indocumentado. La Edad Media, según tu versión apócrifa, es una época primitiva del hombre, todavía muy poco desarrollado. Desde las primeras páginas confundes la crudeza de la vida con el salvajismo inmoral, donde las personas se pisan unas a otras para sobrevivir en una especie de sociedad selvática. La fealdad de la vida está presente siempre. ¿Es que no salía el sol, entonces? ¿Es que todo era soez, y la gente escupía y renegaba, conspiraba y odiaba más que hoy? ¿Dónde estaban los buenos, la bondad y la virtud?


La religión requiere un tratamiento aparte: no hay monje -ni religioso, en general- que lo sea por vocación. Los que mandan, en la iglesia, lo han logrado tras conspiraciones varias, todas encaminadas a la conquista del poder terrenal. Dios es, para ellos, un ser justiciero, despiadado y sin sentido, en cuyo nombre todo vale, incluso las traiciones y perversiones. Los sacerdotes y monjes no se sabe por qué lo son, pues en ningún caso parecen seguir una vocación divina. Y, finalmente, los novicios viven una especie de encarcelamiento de la voluntad y de sus facultades mentales que los hace muy estúpidos. Su renuncia a la carne es impuesta y, por tanto, falsa y, por tanto, meten la pata día sí, día también.


En fin, demasiada imbecilidad junta.


¿Y por qué he leído 400 páginas, os estaréis preguntando? Pues, en primer lugar, para poder decir todo lo que acabo de decir con conocimiento de causa. En segundo lugar, porque la historia engancha un poco, no lo niego. Y, en tercer lugar, porque no dejo de ser un bocazas, a veces.
Toni Cassany