sábado, 20 de marzo de 2010

Amadeus ha vuelto





18 de marzo. Algo aturdido en este cacofónico país, paseo por la ribera del Arlanzón y escucho un milagroso solo de flauta mágica. El solista domina el pentagrama y suelta un chorro sostenido de música trinada que alegra de verdad el corazón.


Sobre el brazo tendido de un viejo álamo, el virtuoso contempla el atardecer de una ciudad que suspira desde hace tiempo por la primavera. Presumido y feliz, luce un impecable y brillante chaqué negro, rematado por un vistoso pico naranja o grano de maíz. Le he reconocido al instante. Tras unas aventureras vacaciones en la villa gallega de Bayona, Amadeus, mirlo aventajado de la escuela de Mozart, ha vuelto a Burgos.