Creo que es la primera vez que repito tema en dos entradas seguidas, y lo hago porque no quiero ser cómplice con mi silencio.
Cualquier niño español -como el infante del cuento de Andersen- señalaría la desnudez de los magistrados del Tribunal Constitucional que han rechazado la suspensión tutelar de la Ley del Aborto.
Porque cualquier niño -igual que cualquier adulto en su sano juicio- entiende que el derecho a la vida es el primero y fundamental, como proclama nuestra Constitución.
Por eso, el TC ha vuelto a mostrar toda su impúdica desnudez. Aunque, en este caso, reconozco que la metáfora es mala, insuficiente. Porque pisotear el enorme bien que está en juego es una aberración jurídica y moral. Sí, una aberración.