miércoles, 4 de agosto de 2010

Carlomagno

Saludos desde Bélgica. Una de las ventajas de este hermoso país es su extensión. Se dice que pisas un poco el acelerador y te sales del mapa. Eso quiere decir que puedes atravesar los campos de Brabante y llegar a Alemania sin darte cuenta, a Aquisgrán sin ir más lejos. Y encontrarte, sin guardar cola, en la Capilla Palatina de Carlomagno, esa joya más propia del Renacimiento, inverosímil para el 800, cuando ni siquiera existía el Románico. Solo Carlomagno podía levantar algo igual, a la altura de su proyecto restaurador del Imperio Romano.

Al dejar Aquisgrán, decides tomar una cerveza en Holanda y te acercas a Maastricht, en la ribera del Mosa. A media tarde estás de nuevo en Lovaina, después de uno de los días más europeos de tu vida.